(Continuación) Básicamente se suelen distinguir siete (7) segmentos, a
saber: ondas de radio, microondas, infrarrojo, visible, ultravioleta, rayos X y rayos gamma.
Cada una de estas ondas viene caracterizada por un valor de frecuencia, longitud de onda (λ) y energía (E) aunque todas viajan juntas a la
misma velocidad (c).
En nuestro caso, las de AM está
incluida en la banda o región de las ondas
de radio o radioondas junto a
las de FM; ondas corta, media y larga; y las de televisión, VHF (very high fecuency) y UHF (ultra high frecuency).
Producidas todas ellas por dispositivos electrónicos oscilantes, son las de
menor frecuencia de todo el espectro (3·101-3·109 Hz) estando
su longitud de onda comprendida entre los diez kilómetros y los diez
centímetros (10 km-10 cm). Como ya saben se emplean en telecomunicaciones,
radiodifusión, etcétera.
En concreto las de AM tienen su rango
de frecuencia comprendido entre los quinientos treinta y cinco kilohercios y
los mil setecientos cinco kilohercios (535 kHz-1075 kHz).
FM, una
técnica de transmisión y una banda de frecuencia
La sigla FM también está asociada a una técnica, la de modulación en
frecuencia, que no es más que otra forma de variar la onda portadora de las
señales eléctricas consistente en modificar el valor de la magnitud frecuencia de la onda portadora de la
radiofrecuencia.
En ella la amplitud de la onda modulada FM se mantiene constante mientras
varía su frecuencia, de modo que la información está contenida en la frecuencia
de la onda FM. Una técnica que fue inventada y patentada el día después de la
Navidad de 1933 por el ingeniero estadounidense Edwin Armstrong (1890-1954).
Un guiño conmemorativo a la primera emisión y recepción de Fessenden en la Navidad de 1906,
veintisiete años antes, pero que tuvo que esperar casi un par de años más para
hacerse realidad. El 5 de noviembre de
1935 el estadounidense demostraba lo equivocado que estaban los teóricos de
asunto de esa época, que afirmaban que una radio de frecuencia modulada nunca, jamás,
podría funcionar.
En una reunión del Instituto de Ingenieros de Radio en el Empire State
Building de Nueva York, se desplazó en su dial a través de una amplia gama de
emisoras de AM, hasta que sintonizó una emisión que había generado a veintisiete
kilómetros (27 km) de distancia.
Y con una claridad, como nunca se había oído
en un dispositivo eléctrico, se oyó la voz de un locutor diciendo: “Ésta es la emisora aficionada W2AG en
Yonkers, Nueva York, operando en una frecuencia modulada de dos metros y medio”.
Si los operadores de radio en
los barcos pudieron oír a Fessenden
tocando el violín y leyendo un pasaje de la Biblia,
casi treinta años después, la audiencia del Empire State Building neoyorquino,
hizo lo propio con, les cito textualmente: “Se
vació un vaso de agua delante del micrófono en Yonkers, y sonó como vaciar un
vaso de agua. Se arrugó y rasgó un papel, y sonó como un papel y no como un
fuego crepitando en mitad del bosque. (Continuará)
Me resulta bastante interesantes las entradas que relacionan ciencias y música. Claras y rigurosas. Enhorabuena
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