No son pocas las entradas que, sean informativas o explicativas, en esta tribuna han tenido los fenómenos
astronómicos que conocemos como eclipses,
sean estos solares o lunares y en sus diferentes tipos:
totales, parciales, anulares, híbridos o penumbrales.
Y de alguno que otro, y por diversas razones
y circunstancias, hemos hablado en mayor o menos extensión. Bueno pues éste es
uno de ellos, el eclipse solar total que
ocurrió el 22 de diciembre de 1870,
tal día como hoy viernes de hace ciento cuarenta y siete (147) años, solo que
entonces cayó en jueves.
Un eclipse solar total que como todos, sucede
cuando el diámetro aparente de la Luna
es más grande que el del Sol, obstaculizando
el paso de la luz directa y convirtiendo el día en oscuridad. La totalidad del
eclipse tiene lugar a lo largo de una zona estrecha de la superficie de la
Tierra y va acompañada de uno parcial en su región circundante, que puede tener
miles de kilómetros de ancho.
En el que nos trae su totalidad fue visible
desde el sur de Portugal y España, pasando por el norte de Argelia, Sicilia,
Grecia, Bulgaria y terminando en Ucrania y duró dos minutos (2 min) y once
segundo (11 s’), es decir ciento treinta y tres segundos (133 s). Lo que no
está mal.
Y el motivo de enrocarlo obedece a un doble motivo
científico, aparte del evidente oportunismo temporal: uno es de naturaleza astronómica y el otro de naturaleza geográfica. Del primero les adelanto que en ese último tercio del
siglo XIX, aún se desconocía casi todo de la corona solar y no existía consenso en la comunidad científica en
cuanto a su naturaleza.
De esa especie de aureola de fuego que rodea,
solo en estas ocasiones de eclipses
totales, el cuerpo oscuro de la Luna,
unos pensaban que era un efecto producido por la atmósfera de la Tierra, mientras
que otros consideraban que pertenecía al propio Sol.
La importancia de este eclipse radica en el hecho de que
las tomas fotográficas y el conjunto de mediciones que se realizaron, resolvieron
la duda y dieron la razón a los segundos. La corona no está causada por la
atmósfera de la Tierra sino que pertenece, es una parte intrínseca al Sol.
Del segundo motivo, el geográfico, les diré
que el lugar escogido por la expedición científica para su observación fue Andalucía
y más en concreto en Jerez de la Frontera, Cádiz.
Aunque también hubo otros
observatorios más modestos, como el que instaló en Sevilla junto al Guadalquivir
y con centro operativo en la misma Torre del Oro, el abuelo de los Machado, el gaditano Antonio Machado y Núñez.
Ya que les hablo de Sevilla, el rio Guadalquivir
y el 22 de diciembre de 1870, en el blog pueden encontrar algunas referencias
sevillanas ligadas a ellos. Nexos los llaman. (Continuará)
¿Esto será real? Es que he leído que el terraplanista Fernando Martínez Gómez-Tejedor agregó 990.000€ a la recompensa de Howard Stirrup por 10.000€ para la persona que envíe una fotografía real para comprobar que la tierra es redonda y no plana. Dicen que para el contacto pueden hacerlo por: Tierraplana@planetmail.net o Whatsapp: +34603261072
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