¿Diseñó Eiffel el puente de Triana? (I)

Antes de empezar, una aclaración motivada por las expresiones utilizadas. 

Puente de Triana es el nombre popular por el que es conocido el puente de Isabel II, llamado así en honor de la reina Isabel II, bajo cuyo reinado fue construido.

Un nombre que, por cierto, muchos sevillanos desconocen. Es mucho más significativo el de Triana. Dónde va a parar. No en vano une el centro de la ciudad con el corazón mismo del antaño arrabal.

Y hablando de corazón, el puente de Triana ya ha venido a este negro sobre blanco bloguero. Al lector avisado su mención le habrá recordado el asunto de los candados del amor.

El de Triana es el puente dónde empezó la moda en Sevilla. Ésa que consiste en colgar candados en las barandillas del puente, como señal del amor eterno en una pareja.

Una moda que tiene su origen en la novela Tengo ganas de ti de Federico Moccia, publicada en el 2006.

En ella se narra cómo un joven enamorado convence de su amor a una mujer, contándole una leyenda que se inventa. Y en la que los novios colocan un candado y una cadena, en el tercer farol del lado norte del puente, y después de cerrar el candado, tiran la llave al río Tíber.

Esa es la historia del rito. Una leyenda dentro de una novela. Un rito que imitaron los estudiantes italianos y trajeron a Sevilla.

Y que de los Erasmus italianos enamorados, ha pasado a los sevillanos residentes y también enamorados. Se ve que la cosa ésta gustó.

Pero bueno, que me pierdo. Vamos a lo que estamos. La construcción del puente de Triana.

En busca de su orígenes

El actual puente es la culminación, por ahora, de una empresa con más de ocho siglos y no menos complicaciones.

Complicaciones derivadas, sobre todo, de los problemas de cimentación que presentan las tierras próximas al río. Demasiado blandas y arenosas.

De ahí que los romanos no se plantearan su construcción en Sevilla, y los árabes optaran por un puente de barcas. Uno no permanente, que fue construido en el año 1171, bajo gobierno del califa almohade Abu Yacub Yusuf.

Constaba de trece barcas amarradas con cadenas, sobre las que se apoyaban fuertes tablones de madera. Y su emplazamiento coincidía con el del actual Puente de Isabel II.

Tras muchos intentos sin éxito, a mediados del siglo XIX, y gracias al desarrollo de las técnicas del hierro, se planteó la vieja idea de construir un viaducto permanente en el río.

Pruebas documentales

En 1845 se escogió el mismo diseño del Puente Carrousel, ya desaparecido, que se levantaba en París sobre el rio Sena y que había sido ejecutado en 1834 por el ingeniero francés Polenceau.

Ejecutado por dos ingenieros franceses, que se encontraban trabajando en El Puerto de Santa María, Cádiz, su construcción se inició en 1845 y terminó en 1852.

Cuentan las crónicas que la inauguración se realizó con la celebración de un desfile militar. Algo muy propio de la época.

Es decir, el puente de Triana no es de Gustave Eiffel, a pesar de ser una idea relativamente extendida.

No solo no existe ninguna prueba documental de tal autoría, sino que hay un problema de fechas que la hacen imposible.

Así que me equivoqué al decirle a mi compañera que lo era. (Continuará)