Aún hoy, no son pocos los que se sorprenden al enterarse de que, el físico Albert Einstein, estuvo casi dos semanas de visita en España.
Fue a comienzos de 1923, y era una escala más de las que realizó en lo que él llamaba “su triunfal paseo relativista por el mundo”.
Una consecuencia lógica de su revolucionaria Teoría de la Relatividad Especial (TRE) de 1905 y de haber conseguido el Premio Nobel de Física en 1921, por la explicación cuántica del efecto fotoeléctrico (efe).
Todos los países le invitaban. Todas las universidades le querían homenajear. Todas las instituciones deseaban agasajarle. Llegó a ser una auténtica estrella mediática en los años veinte del siglo pasado.
Se ve que no hay nada nuevo bajo el Sol. Que todo está inventado. ‘Nihil sub sole novum’ que dijo el clásico.
A este país vino gracias al buen hacer de los físicos Blas Cabrera y Esteban Terrades, desembarcando el 26 de febrero, en el puerto de Barcelona, donde fue recibido por...
Se ve que Barcelona también es diferente. Como España.
Según una leyenda urbana, el matrimonio Einstein se tuvo que marchar andando a un hotel cercano que le recomendaron. Era uno muy modesto, casi una pensión.
También dice la leyenda que fue el propio gerente del hotel quien, al identificarlo por los periódicos, presuroso, los sacó de sus humildes habitaciones y los llevó al hotel Ritz, desde donde informaron a las autoridades de la ciudad.
Ni que decirles que hasta allí corrieron, con más prisa que vergüenza, todos los prebostes y representantes institucionales a presentar sus disculpas y respetos, y a mostrar, cómo no, sus cumplidos protocolarios.
Ya al día siguiente, 27 de febrero de 1923, en un solemne acto, el alcalde de la ciudad le dio la bienvenida en catalán, y se agasajó al matrimonio con diferentes festejos.
En respuesta, Einstein, pronunció una breve frase que prácticamente nadie entendió, ya que la dijo en alemán:
No llegó a saber el científico lo alejada que estaba de sus esperanzas solidarias, la futura realidad social barcelonesa en particular y catalana en general. O sí.
No sé porqué pero, tengo para mí, que fue todo un clariver social por parte del científico. Que había más ironía en sus palabras, que esperanzadora solidaridad.
Creo que Einstein vio más de lo que pareció mirar. Por lo que dijo, cualquiera diría que había llegado a la Barcelona de estos tiempos.
Y no fue esto lo único que dijo el genial físico en tierras catalanas. (Continuará).
Fue a comienzos de 1923, y era una escala más de las que realizó en lo que él llamaba “su triunfal paseo relativista por el mundo”.
Una consecuencia lógica de su revolucionaria Teoría de la Relatividad Especial (TRE) de 1905 y de haber conseguido el Premio Nobel de Física en 1921, por la explicación cuántica del efecto fotoeléctrico (efe).
Todos los países le invitaban. Todas las universidades le querían homenajear. Todas las instituciones deseaban agasajarle. Llegó a ser una auténtica estrella mediática en los años veinte del siglo pasado.
Se ve que no hay nada nuevo bajo el Sol. Que todo está inventado. ‘Nihil sub sole novum’ que dijo el clásico.
A este país vino gracias al buen hacer de los físicos Blas Cabrera y Esteban Terrades, desembarcando el 26 de febrero, en el puerto de Barcelona, donde fue recibido por...
España es diferente: Cataluña, 1923
¡Nadie! No había ni un alma en el puerto barcelonés esperando para recibirle a su llegada. Al parecer hubo un malentendido en el comité de recepción.Se ve que Barcelona también es diferente. Como España.
Según una leyenda urbana, el matrimonio Einstein se tuvo que marchar andando a un hotel cercano que le recomendaron. Era uno muy modesto, casi una pensión.
También dice la leyenda que fue el propio gerente del hotel quien, al identificarlo por los periódicos, presuroso, los sacó de sus humildes habitaciones y los llevó al hotel Ritz, desde donde informaron a las autoridades de la ciudad.
Ni que decirles que hasta allí corrieron, con más prisa que vergüenza, todos los prebostes y representantes institucionales a presentar sus disculpas y respetos, y a mostrar, cómo no, sus cumplidos protocolarios.
Ya al día siguiente, 27 de febrero de 1923, en un solemne acto, el alcalde de la ciudad le dio la bienvenida en catalán, y se agasajó al matrimonio con diferentes festejos.
En respuesta, Einstein, pronunció una breve frase que prácticamente nadie entendió, ya que la dijo en alemán:
“Espero que Barcelona esté en la vanguardia
de las ciudades que aspiran a una política de solidaridad humana,
donde no haya odios de ninguna clase”.
de las ciudades que aspiran a una política de solidaridad humana,
donde no haya odios de ninguna clase”.
No llegó a saber el científico lo alejada que estaba de sus esperanzas solidarias, la futura realidad social barcelonesa en particular y catalana en general. O sí.
No sé porqué pero, tengo para mí, que fue todo un clariver social por parte del científico. Que había más ironía en sus palabras, que esperanzadora solidaridad.
Creo que Einstein vio más de lo que pareció mirar. Por lo que dijo, cualquiera diría que había llegado a la Barcelona de estos tiempos.
Y no fue esto lo único que dijo el genial físico en tierras catalanas. (Continuará).
No tenía ni idea de qeu hubiera estado en españa
ResponderEliminar