(Continuación) Es más, el reciente Ig Nobel en Aviación sostiene que algunos animales aprovechan el alcohol natural de las frutas, mientras que otros en cambio lo evitan; no sé a usted, pero a un servidor la idea le resulta fascinante a la vez que recuerda cierta hipótesis evolutiva sobre chimpancés y humanos, la conocida como “hipótesis del mono borracho”. Expresada así, qué mal suena.
“Hipótesis del mono ebrio”
Propuesta hace algo más de una década por el biólogo de
la Universidad de California en Berkeley Robert Dudley (1960) sugiere
que la preferencia humana por el alcohol tiene raíces evolutivas muy antiguas,
al estar originada en la asociación de nuestros ancestros primates con las
frutas fermentadas y sus aromas; en principio un nexo que les servía como guía
para encontrar los necesarios alimentos nutritivos.
Y a resultas una hipótesis que ha sido respaldada empíricamente por diversos estudios demostrativos de que los primates consumen alcohol, el presente en las frutas caídas, y apoyada en evidencias genéticas de nuestro metabolismo con esta sustancia química.
Según la misma, la afinidad humana por el alcohol es
una adaptación evolutiva heredada de nuestros antepasados primates, al actuar el
olor del alcohol como un indicador de frutas más maduras y energéticas, y su
capacidad de metabolizarlo proporcionarles una ventaja de supervivencia.
De hecho, los chimpancés salvajes ingieren alcohol
de las frutas fermentadas (el equivalente a una o dos copas diarias) sin
mostrar signos de embriaguez, aunque el caso de los murciélagos nos hace pensar
que la relación entre alcohol y animales es más compleja y evolutiva de lo que
parece.
Y hasta aquí porque, uno, puede buscar más información en el blog que vincule plantas, animales y drogas, y, dos, sin solución de continuidad he de pasar a la siguiente e innoble categoría por orden alfabético.
‘Ig Nobel de Biología’, 2025
Concedido a un numeroso equipo japonés por
investigar si el hecho de pintarles a las vacas rayas similares a las de las
cebras, puede evitar que les piquen moscas y mosquitos o reducir el número de
picaduras.
Sí, es probable que le suene la idea pues el año
pasado ya se publicó algo acerca de una hipótesis para explicar la existencia
de las rayas en las cebras según la cual era porque reducía el número de
picaduras de los tábanos, ya que el patrón de rayas interferiría con la visión
polarizada de los insectos generándoles una ilusión óptica. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.




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