(Continuación) Entre otros y a saber: 90 % de agua, 7 % de proteínas y 3 % de grasa, glucosa, vitaminas, hormonas, oxígeno, dióxido de carbono, además de productos de desecho del metabolismo como el ácido úrico, urea y diferentes sales.
Y ya como último apartado de este prontuario, un
concepto menos curricular en Secundaria, pero no por ello menos interesante
para el asunto que nos trae.
Del reloj biológico
También conocido como ritmo circadiano, se
trata de un sistema interno que regula los procesos biológicos de un organismo
a lo largo de un ciclo de aproximadamente 24 horas, una especie de “cronómetro
interno” que coordina diversas actividades corporales.
Como las funciones del sueño, la alimentación, la temperatura o la actividad hormonal con el ciclo día-noche, a fin de que se ajusten a variaciones ambientales como la luz solar o la oscuridad, los principales sincronizadores del reloj biológico.
No olvidemos que de una buena sincronización
dependen nuestra salud (sueño y vigilia), alimentación (horario y sensación de
hambre), función hormonal, estado de ánimo o bienestar general.
Anatómicamente nuestro reloj biológico central se
encuentra ubicado en el núcleo supraquiasmático (NSQ) del hipotálamo, un
grupo de unas 20 000 neuronas del hipotálamo (región anterior) medial situadas
dorsales al quiasma óptico, de donde recibe el nombre.
¿A qué edad empieza la vejez según la ciencia?
La idea, en su criterio, es que las proteínas son los motores del cuerpo de modo que si sus niveles cambian eso es una señal clara de que el cuerpo también lo ha hecho y estamos ante el inicio del envejecimiento. Unos cambios que han llegado a cuantificar dividiendo el envejecimiento en tres estadios:
- Adultez, de los 34 a los 60 años, en él
comienzan los primeros signos de desgaste físico, aunque de forma lenta y
progresiva.
- Madurez tardía, entre los 60 y los 78 años,
cuando el cuerpo pierde capacidad de regeneración celular y aparecen cambios
más visibles en fuerza, memoria y movilidad.
- Vejez, a partir de los 78 años, el cuerpo
entra en una etapa donde el deterioro se acentúa y los mecanismos de reparación
interna disminuyen notablemente. Mal asunto, mucho me temo que estamos en la fase
posliminar de este trabajo y final de nuestra vida.
Lo decía mucho mi madre en sus últimos años, con su humor fino y consciente del deterioro del cuerpo humano con la edad: “¡Hijo, lo último es llegar a viejo!” Y ahora la comprendo. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.




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