El tema viene a estos predios, ya se lo imagina, tanto por motivos religiosos de lógico oportunismo sociocultural, como de interés científico, divulgador y, también, bloguero.
Y entre las muchas curiosidades protocolarias que
rodean a los impactantes cónclaves papales, me llama particularmente la
atención el, “algo” desconocido, entorno científico-técnico que da lugar a las
tan traídas y llevadas fumatas negras y fumatas blancas, las preconizadoras o
no del Habemus Papam.
Un cierto desconocimiento y hasta confusionismo en torno a su producción, de lo más justificado diría,
si tenemos en cuenta que aquellas no siempre fueron las mismas, o que las
técnicas empleadas para ello han evolucionado con el tiempo y el humano cambio de
Papa; todos humanos, demasiado humanos, al decir del filósofo.
¿Cómo se producen los distintos humos? ¿Qué papel juega la chimenea? ¿Cuántas estufas se utilizan? ¿Desde cuándo existen diferentes métodos? A fin de no cansarle y despejar pronto las posibles dudas, directamente partiremos del statu quo actual, dejando para otra ocasión la historia de los que le han precedido, léase siglo XX y anteriores.
Y empiezo con el primer objeto que llama toda
nuestra atención, nada más que se cierran las puertas de la capilla Sixtina con
el Colegio Cardenalicio en su interior; sí, la solitaria chimenea.
Que, vaya por delante, no es permanente sino que se instala
los días previos, ex profeso, a la celebración del cónclave para la elección papal, y que seguro estoy la ha
visto encima de la humilde cumbrera de la cobertura de la Capilla Sixtina. Sepa
que como tal mide unos dos metros (2 m) de altura, estando la bóveda a otros
casi veintiún metros (21 m), una posición sin duda bien a la vista.
Evidentemente su instalación es un proceso complejo y debe realizarse de forma discreta y segura para no dañar el techo de la capilla, de modo que la chimenea, a través de una trampilla y mediante
un tubo metálico de acero Fe (s) o de cobre
Cu (s), queda unida a las estufas que se instalan en el interior de la capilla, permitiendo la salida del anhelado humo.
Se trata de la misma chimenea desde 1939 y todo el
entramado es instalado por personal técnico del propio Vaticano, gracias al
cual y a través de él, es el único indicio que nos llega del progreso de las
deliberaciones. Y de la chimenea a la estufa o, bien expresado pues son dos, las estufas.
Cónclave, 2025. Estufa de las papeletas
Ambas
dos de hierro fundido (aleación de hierro y carbono C (s) con un
contenido en éste, superior al 2 %) y están instaladas en la Capilla Sixtina,
nada más entrar a mano izquierda justo antes de la verja de acceso a la zona
donde se sentarán los cardenales. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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