Don Miguel de Cervantes escribió en El Quijote, segundo libro, capítulo XXV “el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho” poniendo la frase en boca del Quijote cuando el mono de un titiritero parece ser adivino.
Una expresión ya en
desuso, pero con un significado aún vigente, es sólida la instrucción adquirida
con la lectura y los viajes.
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