[Esta entrada apareció publicada el 22 de noviembre de 2024, en el semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]
El pasado 9 de noviembre celebramos desgraciadamente sin él su 90 cumpleaños pues falleció a la temprana edad de 62 quien fue astrónomo, astrofísico, cosmólogo, astrobiólogo, escritor y, reconocido y archiconocido divulgador de ciencia.
El
estadounidense Carl Sagan (1934-1996) inigualable comunicador, hábil
defensor de causas perdidas, más que prolífico escritor y polifacético activista
que le llevó a convertirse en elocuente adalid de no pocas cuestiones de
importancia social y científica (calentamiento global, armamento nuclear o Iniciativa de Defensa Estratégica, “Star Wars”).
Quién no conoce entre otras muchas obras El cerebro de Broca de los setenta, leído su libro de no ficción ganador del premio Pulitzer Los dragones del Edén de 1977 o vista su serie de televisión, que cocreó y presentó, Cosmos de 1980. Por no hablar de su novela de ciencia ficción más vendida, Contact de 1985 o aquel otro de 1995 El mundo y sus demonios, donde explica el método científico e impulsa el pensamiento crítico o escéptico, a fin de diferenciar ciencia de pseudociencia.
Muchas y rigurosas actividades que de alguna manera
han oscurecido su labor como investigador científico a modo de sombra alargada
que deja en penumbras la importancia de su ciencia; la misma que ha posibilitado
desde la adquisición de notables resultados y conocimientos descritos en más de
600 artículos, hasta el nacimiento de nuevas disciplinas, pasando por ser la
inspiración de varias generaciones de científicos.
Entre otros logros y sobre Venus, planeta del que en la década de 1960 se sabía más bien poco, investigó cómo el efecto invernadero en su atmósfera de dióxido de carbono podría explicar las altas temperaturas de su superficie, alrededor de 465 ºC, un calentamiento global natural con el que, por cierto, comparó el de Tierra, precaución; también especuló sobre la posibilidad de que flotaran organismos con forma de globo en la atmósfera venusiana.
Del planeta Marte
contribuyó a mejorar la comprensión de sus cambios estacionales y los
del color de su superficie, según él no eran atribuibles ni a las
estaciones ni a los vegetales ni a la actividad volcánica, sino a
desplazamientos del polvo superficial por tormentas de viento; además Sagan
estuvo muy involucrado en los experimentos biológicos a bordo de los módulos de
aterrizaje Viking.
De Júpiter, al igual que de Venus, estudió su atmósfera especulando sobre la posibilidad de existencia de vida en sus nubes, basándose en su densa composición rica en moléculas orgánicas; y de una de sus lunas, Europa, adelantó que podría tener océanos de agua subterráneos, lo que la haría potencialmente habitable. Igualmente fue de los primeros en hipotetizar que Titán, una de las lunas de Saturno, pudiera albergar océanos de compuestos líquidos en su superficie. ‘No hay un solo tema científico que no pueda ser explicado a nivel popular’. (Continuará)
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