domingo, 8 de septiembre de 2024

DCPS. Cruz del Gran Catarro (1)

 (Continuación) Se estima que la fortuna del sevillano Nicolás Monardes Alfaro (1508-1588) pudo rondar los veinticinco millones de maravedíes, lo que era un auténtico fortunón para la época, de modo que eran buenos tiempos para quien sin duda fue una de las personas que más beneficios obtuvo del comercio con América.

Una actividad que inició en 1553 al crear una compañía comercial, Nombre de Dios, junto a Juan Núñez de Herrera, agente comercial de la ciudad allá en el istmo continental americano.

Actividad comercial trasatlántica

Y del todo extraordinaria pues hacían negocio en los dos sentidos de la ruta y por doble motivo de mercancía. En el viaje de ida a ultramar iban los barcos cargados con esclavos africanos, marcados a fuego con la M de Monardes, para ser vendidos en Veracruz por un negrero al mejor precio y en el de retorno venían cargados con diversos productos del nuevo continente, de todo aquello que fuera rentable.

De los medicinales, sólo el guayaco y la cañafístula merecían por su rentabilidad cargar las naves enteras sólo con ellos, el resto (palo santo, liquidámbar, bálsamos, cañafístula o raíz de Mechoacán) viajaban junto con otras muchas mercancías: maderas preciosas, especias, metales, piedras preciosas, plantas útiles en tintorería o la industria textil.

Así que una mescolanza de oro, plata, perlas, esmeraldas, turquesas, papagayos, monos, leones, tigres, lana, algodón, cuero, azúcar, cochinilla, cobre, ébano, raíces, zumos, frutos, simientes o piedras medicinales se amontonaban en las naves.

Pero sobre todo eran plantas medicinales que Monardes replantaba y reproducía en su huerto-jardín de calle Sierpes, junto a otras especies procedentes de diferentes lugares del mundo, y que luego vendía a otros boticarios.

Unas actividades comerciales que junto a la médica y la de escritor fueron el origen de su inmensa fortuna económica y su enorme prestigio científico y profesional, uno único y revolucionario hasta ese momento en una Europa renacentista.

Un médico, científico, comerciante y potentado con claroscuros personales y profesionales del que todo lo que sabemos hace pensar que llevó a cabo sin visitar nunca América a pesar de lo dicho y escrito; bien pensado se trataba de un largo viaje con demasiados riesgos por lo que la gente de su nivel social no solía realizar al no tener necesidad alguna.

Todo lo que precisaban para llevar a cabo sus lucrativos negocios y transacciones era traído por sus representantes al puerto de la ciudad y, posteriormente, comercializados en la Casa de la Contratación de Indias, de la que eran clientes habituales. Abro paréntesis.

Presentismo histórico y literario

Lo hago en relación con los contenidos de los párrafos anteriores y su posible vínculo con el actual y perverso presentismo literario e histórico. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

[**] El original de esta entrada fue publicado el 15 de abril de 2024, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad.

 

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