domingo, 25 de agosto de 2024

DCPS. Asociación “Nicolás Monardes” (1)

(Continuación) Constituida por médicos con inquietudes artísticas (literaria, histórica, pictórica, etcétera) fue fundada en 1989 en Sevilla, de modo que este año celebra su trigésimo quinto (35.º) aniversario.

A lo largo de su existencia ha propiciado la edición de libros (ensayos, científicos, novelas, históricos, cuentos), realizado diversas exposiciones de pintura, fotografía y escultura, y organizado diferentes jornadas sobre ciencia y arte, o sea humanidades.

Tiene su sede en el Real e Ilustre Colegios de Médicos de Sevilla, Avda. de la Borbolla 47, allá en el barrio de El Porvenir (41013) y su nombre es en honor, claro, de Nicolás Monardes Alfaro (1508-1588).

Y como estamos de reconocimientos, no le he referido un par de ellos que el sevillano recibió, ya en la segunda mitad del siglo XVIII, nada menos que de manos del naturalista, botánico, zoólogo y científico sueco Carlos Linneo (1707-1778).

Monarda y monardella

Linneo, considerado fundador en 1735 de la moderna taxonomía -clasificación de los seres vivos mediante un sistema de nomenclatura binomial, es todo un clásico de la nomenclatura científica de las especies animales y vegetales- tuvo a bien bautizar con el apellido del sevillano dos plantas originarias de América, la monarda y la monardella.

De la primera decirle tan solo que se trata de un género de plantas labiadas al que pertenecen algunas tan conocidas como el tomillo, el romero, el espliego, la menta o el orégano, y hasta aquí, porque no sólo en el terreno científico es reconocido nuestro médico renacentista.

También dentro de la literatura aparece por méritos propios, al figurar en el Catálogo de Autoridades de la Lengua de la Real Academia Española, donde no aparece cualquiera, no crea; no fue Nicolás Monardes en su tiempo un personaje de segunda fila, nada más lejos de la realidad, otra cosa fue lo que trajeron los nuevos tiempos.

‘Gran catarro’ y peste (1580-1582)

El de ‘Gran catarro’ o ‘Influenza’ son los nombres con los que se denominó a una afección epidémica proveniente de Asia que entró en España por el norte y se fue cebando en las ciudades más pobladas, alcanzando también a Sevilla.

Fueron miles de personas las que fallecieron por su causa, llamándosele también a 1580 el “año del moquillo” a partir del cual, la situación epidémica fue evolucionando hasta llegar a nuestra ciudad ya en forma de peste.

Influenza y peste, dos afecciones que, aunque diferenciadas, resultaron igual de letales para la población no solo por el escaso desarrollo de conocimientos de la medicina y la farmacia en aquel entonces, sino por los pocos médicos que había. Y que, para más inri, solían contarse entre las primeras víctimas al estar en contacto directo con los enfermos. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

[**] El original de esta entrada fue publicado el 18 de marzo de 2024, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad.

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