lunes, 1 de julio de 2024

Tránsitos venusinos [CR-274]

[Esta entrada apareció publicada el 28 de junio de 2024, en el semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]

(Continuación) Unos tránsitos mercurianos le decía, que son mucho más frecuentes, unos trece por siglo, que los de Venus, otros trece pero por milenio, por razones obvias de distancia a la estrella. Mercurio está más cerca del Sol por lo que lo orbita más rápidamente y lo podemos ver más veces, pero con menos duración.

Puritas leyes de la cinemática celeste kepleriana; ya de la que va, debido a las alineaciones orbitales planetarias, los tránsitos de Mercurio vistos desde la Tierra se suelen producir en mayo o noviembre.

Y de Venus, tras recordarle de nuevo las precauciones para la observación de su tránsito -las mismas que en el caso de un eclipse solar, no mirar nunca al Sol sin los filtros solares ópticos adecuados-, he aquí algunas peculiaridades del mismo.

En este siglo han tenido lugar el 8 de junio de 2004 y el 5-6 de junio de 2012, y los siguientes ya no sucederán hasta el próximo (2117 y 2125), pero hoy le quiero escribir sobre un par de ellos que sucedieron en el siglo XVIII.

El primero en 1761, cuya medición se llevó a cabo a consecuencia del método teórico que, en 1716, el astrónomo inglés Edmund Halley había enviado a la Royal Society para medir la distancia Tierra-Venus y, a partir de ésta, establecer la unidad astronómica (distancia Tierra-Sol).

Alrededor de setenta observaciones realizaron astrónomos de todo el mundo, muchas de ellas comisionadas por los gobiernos (dos los británicos y cuatro los franceses, entre otros) aunque ninguna obtuvo resultados empíricos satisfactorios.

El mal tiempo en el lugar de observación, la poca precisión de su localización geográfica o el efecto de la gota negra lo impidieron, si bien no por ello dejó de ser la primera gran empresa científica a nivel internacional.

Mejor suerte corrió la observación del tránsito de Venus del 3 de junio de 1769 -último del siglo XVIII y doscientos cincuenta y cinco años han transcurrido desde entonces-, para el que hubo unos ciento cincuenta observadores oficiales y otros muchos aficionados que se ubicaron en lugares como los mares del Sur, el septentrión europeo y California, que fue desde donde se obtuvieron los mejores resultados.

Pasados unos años, en 1835, a partir de los datos de ambos tránsitos se determinaba un valor de paralaje solar de 8,57 s de arco, que correspondía a una distancia Tierra-Sol de 153 500 000 km, lo que no está nada mal.

En la actualidad varía entre 147 098 074 km en su punto más cercano (perihelio) en enero, y 152 097 701 km en su punto más lejano (afelio) en julio; de ahí que se tome como distancia promedio entre la Tierra y el Sol, el valor de 149 597 870,7 km.

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

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