viernes, 17 de mayo de 2024

DCPS. Cartela de R. Cajal en el Laboratorio Municipal de Sevilla (y 4)

(Continuación) Y ahí está el debate, entre los informes de la comunidad científica y las opiniones de los aficionados al mundo paranormal, entre la racionalidad de la ciencia y la credulidad de la creencia.

Mientras para unos las fotografías son evidencia de la existencia de fantasmas, espíritus y vida después de la muerte, para otros no son más que simples trucos, ilusiones ópticas o lo que es peor, fraudes de los ganapanes de la ignorancia y necesidad humanas.

En la actualidad puede llamar la atención que una persona de ciencia como Ramón y Cajal se interesase por estas cuestiones, pero no debemos obviar que la filosofía positivista, pensamiento imperante en la época, finales del siglo XIX y principios del XX, ponía todo el peso de la prueba en las ciencias positivas, sobre todo la física.

Y recelaba de todas aquellas disciplinas que no se ajustaban al modelo de su método, uno que requiere de observación, experimentación y falsación y cuestiona por ende a la religión y lo sobrenatural.

¡Te pillé, fantasma!

En este interés por los misterios del Más Allá nuestro Nobel se sintió también fascinado por el mundo de los sueños y la sicología profunda, de modo que todas las mañanas anotaba los sueños que había tenido la noche anterior, por ver si sacaba algo en claro. Por lo que tengo leído, sólo averiguó que los sueños, pues eso, sueños son, cosa que ya había dicho el clásico unos siglos antes, o sea.

Incluso llegó a pagar a una médium con el fin de realizar algunos experimentos de espiritismo, cosas del Más Allá, ya que la mujer afirmaba estar inspirada por el arcángel San Gabriel, vaya por Dios, y afirmaba contestar las preguntas a través del espíritu de una hermana suya monja, muerta hacía tiempo, que se le aparecía.

O eso decía, pero el histólogo la pilló en el engaño y la fantasmal figura no era otra que la misma médium, que se disfrazaba y deformaba el rostro con trozos de goma introducidos en las fosas nasales y la boca. Qué cosa tan penosa por previsible es la granujería del Más Acá, pero ya saben, la verdad existe, sólo hay que inventar la mentira.

Ramón y Cajal y Einstein

Hace ahora un siglo, en 1923, el físico germano-estadounidense Albert Einstein (1879-1955) visitó España durante tres semanas invitado para dar unas conferencias que formaban parte de una gira por medio mundo.

Y unos de los días que permaneció en Madrid visitó a un ya anciano Ramón y Cajal, un encuentro que pasó desapercibido y tuvo escasa repercusión en los medios, lo que no deja de llamar la atención pues sus protagonistas eran dos nobeles geniales que revolucionaron la ciencia de su tiempo.

Uno con el estudio de las conexiones neuronales en el interior del cerebro humano y otro con sus aportaciones sobre la relación espacio-tiempo y la desviación gravitatoria de la luz. ‘Que al carro de la cultura no le falte la rueda de la ciencia’. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

[**] El original de esta entrada fue publicado el 04 de diciembre de 2023, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad.

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