(Continuación) ¿Es posible que, con muchos de ellos, solo hagamos una traducción vaga del significado real de las ecuaciones y en vez de aclarar los confundamos más? ¿Quizás el mundo se mueve por fórmulas y no somos lo suficientemente conscientes?
¿Cuántas de ellas
han cambiado de manera significativa nuestra visión del mismo? ¿Quedan aún por descubrir
alguna que represente a un fenómeno inexplicado hasta el momento? Preguntas en busca
de respuestas y autor.
El poder de las fórmulas
Frente a esa loable
idea de escribir un libro sobre cualquiera de las grandes cuestiones de la
humanidad, y hacerlo de forma comprensible para un público no experto, empleando
para ello la siempre elusiva brevedad y la idea “hawkingiense” de no incluir ni
una sola ecuación, existe otra corriente divulgadora.
Una que supone que cualquier aficionado que dedique tiempo y esfuerzo a entender las ecuaciones que formularon mentes brillantes como Newton, Einstein o Schrödinger, no solo entrará en un mundo de comprensión mucho más deslumbrante que el que le ofrezca cualquier metáfora popular, sino que evitará que caiga en los errores a los que ésta induce.
Metáforas e historias
fascinantes pertenecientes a la física cuántica, la relatividad o la astronomía
-relacionadas con un gato que está vivo y muerto al mismo tiempo, una persona
para quien el tiempo transcurre más rápido que para otra o un tipo de materia
invisible que sirve como pegamento de galaxias- que adquieren un significado pleno
a la luz de una fórmula.
El lenguaje de las matemáticas
Es como decir “Puede leer todo lo que quiera, pero si no entiende las ecuaciones, no entenderá a…” y aquí puede añadir el nombre del científico, la hipótesis o la teoría que desee. Es cierto y fascinante a la vez ver cómo unas, a veces, breves expresiones -pueden contar con sólo cuatro caracteres incluyendo el signo igual- son capaces por sí solas de explicar toda una verdad universal.
Ecuaciones que permiten
describir el universo, lo que pensándolo bien tampoco debería sorprendernos pues
en la naturaleza abundan y se repiten los patrones, como el de que siempre que suelte
el bolígrafo éste caerá y no subirá.
Unos patrones que nos ayudan a comprender su funcionamiento
haciéndolo predecible, y para ello es imprescindible el lenguaje matemático y su
capacidad cuantitativa, aunque, como reza el aforismo de Jorge Wagensberg,
‘La matemática no es ciencia, porque a pesar de ser útil para comprender la
realidad, tampoco es su principal objetivo’.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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