(Continuación) … Aunque existen dos sucesos en su vida que son aceptados por los más reputados expertos del mundo en la materia que nos ocupa: el de su bautismo y el de su muerte por crucifixión.
Dos marcados episodios biográficos, por lo general admitidos por todos, tal es su fiabilidad histórica, aunque no en igual grado: mientras el de la crucifixión es máximo, el del bautismo es mínimo al resultar difícil de probar.
Historiadores no cristianos
En cualquier
caso, nadie -salvo que no haya leído a historiadores de la talla de Suetonio (70-126), Plinio el Joven (61-112), Flavio Josefo (37-100) o Tácito (56-118), en
especial estos dos últimos por su relevancia, y con independencia, claro, de
los Evangelios y otras fuentes sagradas-, puede negar la existencia de Jesús de Nazaret como
personaje histórico.
De modo que no hace falta ser creyente o seguidor del Jesús terrenal para confirmar su existencia, como tampoco es necesario serlo de Hitler, me voy a las antípodas contemporáneas, perdón, para saber que vivió, desgraciadamente, entre nosotros. Jesús de Nazaret existió.
Otra cuestión
es el Jesucristo de los cielos que los cristianos aceptan como el
Mesías de Dios; una persona con dos naturalezas, humana y divina, tal como
fueron definidas en el Concilio ecuménico de Calcedonia en el año 451.
Lo de que Jesucristo, hijo de Dios, existió y estuvo entre nosotros es
otro cantar, desde hace más de dos mil años y en esas seguimos estando: frente
a la hipótesis de un Jesucristo divino y de existencia no probada, el Jesús
mítico de los Evangelios, la hipótesis de un Jesús humano e histórico de probada
existencia.
Fuentes
históricas. Método transversal
Los especialistas, a la hora de elegir los acontecimientos históricos más fiables a fin de sostener una hipótesis, en este caso la de la existencia de un Jesús histórico, una de las herramientas que utilizan es lo que se conoce como método transversal o criterio de atestación múltiple.
Basado en la
razón y la lógica, en él se da más fiabilidad a aquellos acontecimientos que
sean referidos por la mayor cantidad de fuentes, especialmente si estas son lo
suficientemente diversas e independientes. Normal.
Y con este
criterio las pistas más valiosas proceden de fuentes no cristianas, en
particular de autores romanos que mencionan a Jesús en sus obras como los
anteriormente referidos Suetonio, Plinio
el Joven, Flavio Josefo o Tácito.
En concreto de Plinio el joven (61-112), procónsul en Bitinia y sobrino de Plinio el Viejo, se conservan diez libros de cartas y en la 96 del libro 10 escribe al emperador Trajano para preguntarle qué debía hacer con los cristianos, a los que, le decía, condenaba si eran denunciados. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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