domingo, 3 de marzo de 2024

DCPS. Calle Pitágoras (2)

(Continuación) Entre otras la filosofía pitagórica aconseja la obediencia y el silencio, la abstinencia, la sencillez en el vestir y el autoanálisis; y sus seguidores, hasta 300 llegaron a conformar este grupo, vivían en el seno de esta sociedad de forma permanente, no tenían posesiones personales y creían en la inmortalidad.

Oían directamente las enseñanzas del maestro, las mismas que influyeron en Platón y Aristóteles y, a través de ellos, en la filosofía occidental. La otra vertiente de sus ideas, recuerden, es matemática de hecho ellos se llamaban a sí mismos matemáticos (matematikoi).

Pitagorismo matemático

Consideraban que la realidad es de naturaleza matemática y ejercieron y promovieron el estudio de los números más allá del contexto material y las cuestiones políticas donde eran ya conocidos; me refiero a su uso en el comercio o la utilidad agrimensora que tenía, por ejemplo, en Egipto.

Porque está fuera de toda duda que el samiense no fue el auténtico creador del Teorema de Pitágoras, la relación geométrica -de cuyo uso práctico existen testimonios procedentes de otras civilizaciones anteriores a la griega- entre los lados de un triángulo rectángulo.

Una según la cual el cuadrado de la hipotenusa (el lado más largo) es igual a la suma de los cuadrados de los catetos (los lados cortos que forman el ángulo rectángulo), que ya era conocida en Egipto donde Pitágoras, durante su estancia, seguro vio como medían triángulos y ángulos rectos con cuerdas.

Pero eso sí, la primera demostración vino de su mano, al César lo que es del César…

¿Pitagorismo boxístico?

Antes de continuar, permítame una mínima digresión que ya ve, le he adjudicado naturaleza boxística y he metido entre signos de interrogación para que vea venir mis intenciones. Le cuento. Suele suceder que, cuando hablamos de un personaje y le añadimos una coletilla del tipo, por ejemplo, de Samos, éste nos queda perfectamente identificado, ¿sí?, pues bien, hete aquí que no es éste el caso.

Resulta que por aquella época existió otro Pitágoras, también de Samos, que fue un destacado en lo suyo, no la filosofía o las matemáticas, no, sino en la práctica del boxeo, como lo lee. En los Juegos Olímpicos del 588 a. C., veintisiete siglos le contemplan, en la cuadragésima octava (48.ª) Olimpiada fue todo un campeón olímpico de boxeo. Para entonces el otro, el matemático, tendría unos dieciocho (18) años.

Y así como éste fue un revolucionario y transformó las matemáticas en una enseñanza liberal (sin utilidad práctica) mediante la formulación abstracta de sus resultados, también el deportista hizo una novedosa aportación en lo suyo, siendo el primer boxeador que comenzó a utilizar técnicas boxísticas, un estilo digamos técnico-táctico.

Qué me dice, se ve que el mero hecho de llamarse Pitágoras es ya una invitación a la grandeza, por cierto, suya es: ‘Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres’. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

[**] El original de esta entrada fue publicado el 09 de octubre de 2023, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad.

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