(Continuación) Un olor a lluvia que marcaba el “despertar de la naturaleza”, el verdadero “olor de la vida” y, por ende, agradable y gustoso para los humanos. Algo parecido, me paso al terreno musical, a lo que debió inspirar al cantautor Pablo Guerrero (1946) en el título de la canción y también de su primer disco de larga duración (LP) grabado en 1972, ‘A cántaros’.
Cuya letra dice: ‘Pero tú y
yo sabemos que hay señales que anuncian / que la siesta se acaba / y que una
lluvia fuerte sin bioenzimas, claro, / limpiará nuestra casa. / Hay que doler
de la vida hasta creer que tiene que llover / a cántaros’. Ojo a la bioquímica
puntualización del extremeño, “sin bioenzimas”, aquí hay tela divulgativa que
cortar, tela del telón bioquímico.
“Olor a tierra mojada”: Geosmina
Tras el ozono, la geosmina es la segunda sustancia asociada al “olor a lluvia” y más en concreto al “olor a tierra mojada”. Desde el punto de vista químico se trata de un compuesto de fórmula molecular C12H22O y nombre IUPAC algo prolijo -4,8a-dimetildecalina-4a-ol o 4,8a-dimetil-decahidronaftaleno-4a-ol-.
Esta producida
por microorganismos como la bacteria Streptomyces coelicolor o de Albert, algunas
cianobacterias que se hallan en el suelo y algunos hongos filamentosos
del subsuelo, como el Penicillium expansum y tiene una característica:
solo es perceptible cuando la tierra se humedece, por ejemplo por la lluvia y
reacciona con el agua.
Así que la geosmina proviene de las plantas y del suelo húmedo y es la causante de lo que llamamos “olor a tierra mojada”, el “aroma de la tierra”; procede tanto de las esporas que las bacterias liberan en tiempos de sequía para sobrevivir, como de las cianobacterias del suelo y los hongos del subsuelo que, al propagarse y permanecer suspendidas en el aire, dan lugar al penetrante olor a tierra mojada.
Recordar que
los microorganismos con la lluvia se hidratan, hinchándose y liberando esa
sustancia que nosotros percibimos, un producto metabólico causante de tan
distintivo aroma, intenso y parecido al vapor de moho para el que nuestra nariz es
muy sensible; se estima que tanto como para detectar una sola de sus moléculas
diluida en 200 000 de aire, lo que no está nada mal.
Geosmina. Aplicaciones
Mucho más sensible que lo es para las de ozono, razón por la que el olor a tierra, con la lluvia, termina compartiendo espacio y, a menudo, incluso ocultando al olfato humano el de la sensación de frescor del alótropo.
Sin embargo, desde el punto de
vista químico, la geosmina es inestable frente a la acción de los ácidos que
la descomponen eliminando su aroma; es lo que suele ocurrir en las ciudades,
recuerde la lluvia
ácida. (Continuará)
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en negrilla y cursiva, si desean ampliar información
sobre ellas.
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