Uno
elogiando el trabajo de Einstein, por su explicación teórica del efecto
fotoeléctrico, y otro loando la obra de Bohr, sobre la estructura de los átomos
y la radiación que emiten.
De haber asistido el alemán, se habría producido una confluencia única, la de dos grandes genios de la física -cuyas teorías (relatividad y cuántica) constituyen, junto a la teoría del caos, los tres pilares en los que se asienta la actual Física Moderna-, recibiendo el Premio Nobel de Física. Estotra singularidad más. (‘Dios no juega a los dados’ ‘Einstein, deja de decirle a Dios lo que debe hacer’.
Abril de 1923.
Recepción
De modo que Einstein no tuvo en su poder la medalla y
el diploma hasta que lo recibió de la mano del embajador en Berlín en abril
de 1923, a la vuelta de su estancia en España (Barcelona, Madrid,
Zaragoza).
Recordar de ésta que duró veintidós días, iniciándose el
jueves 22 de febrero de 1923 con su llegada a Barcelona y acabando el 15 de
marzo, también jueves, con despedida real en Madrid y destino hacia Francia,
Berlín, Suecia, etcétera. Una visita quizás “algo olvidadita”.
Una recepción parcial del premio porque aún tuvo que esperar unos meses para recibir su importe en metálico, y es que los estatutos del Nobel establecen que, para la cuestión monetaria, antes el premiado debe pronunciar, inexcusablemente, un discurso de recepción sobre el motivo del trabajo premiado.
11 de julio de 1923. Discurso
de aceptación
El mismo que no tuvo lugar hasta unos meses después, aprovechando la
celebración de la 17.ª Asamblea Nórdica de Naturalistas en
Gotemburgo, Suecia, y donde le recordaron que sus palabras de aceptación debían
versar sobre el tema por el que había sido premiado; de modo que ni una palabra
sobre la relatividad podía salir de su boca. Ya, debió pensar él.
Para empezar, llegó tarde a la ceremonia y se sentó al fondo
del salón donde estuvo hasta que alguien le reconoció y le llevaron al estrado
junto al rey y otros dignatarios. Y fue entonces cuando, ante un millar de
personas y con Arrhenius
como maestro de ceremonias, se tomó su pequeña revancha. (Continuará)
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