(Continuación) ¿Que por qué esos números?, pues ni idea porque, como con los dientes, cualquiera tiene bien fácil la comprobación y puede, sin necesidad de llevar a cabo una autopsia, contarlas y ver que hay una docena a un lado y otra docena al otro. Es decir, veinticuatro costillas en total y, ojo, esto es importante, no importa si eres hombre o mujer.
Salvo rareza morfológica, los dos sexos tenemos la misma
cantidad de ellas, y lo pongo negro sobre blanco porque no es infrecuente darse
de cara, aun en los tiempos que corren, con esa creencia popular que da por
hecho que los hombres tenemos una costilla menos que las mujeres, ya sabe, la
bíblica creación.
Es más, incluso hay quien afirma que la mejor y más
rápida forma de distinguir entre el esqueleto de una mujer y un hombre es,
precisamente contarles las costillas. Ver para creer, que dijo aquél.
No sería justo dejar aquí el listón aristotélico, no lo sería en absoluto, porque no es poco lo que debemos a su figura en Occidente, de hecho, le debemos mucho de lo que somos y no faltan ejemplos de hasta qué punto el de Estagira estableció las bases que configurarían el pensamiento europeo.
Desde las teologías cristiana y musulmana del medioevo, que
asumieron su metafísica; hasta sus apenas cincuenta páginas sobre estética,
que aún se siguen debatiendo en nuestros días; pasando por la lógica que
ha perdurado hasta el pasado siglo XX y, naturalmente, la física y astronomía
aristotélicas, que se mantuvieron vigentes hasta el siglo XVII, así como sus estudios
zoológicos vigentes hasta el XIX.
Pero en el campo de la ciencia poco más: observador
atento, en muchos casos prodigioso, tenía sin embargo una limitación como
experimentador; la verdad es que como tal dejó bastante que desear. Buen
teórico en casi todo a lo que se dedicó, no obstante, su falta de praxis
le llevó a cometer no pocos errores de bulto.
Lo que unido a su incuestionada autoridad, reforzada desde la Baja Edad Media por el aristotelismo eclesiástico, llegó incluso a convertirse en todo un freno para el desarrollo de la ciencia.
En detrimento
de Aristóteles
Por decirlo de otra forma, el gran Aristóteles
se convirtió paradójicamente en una pesada rémora para el avance científico del
saber humano. Y hasta aquí.
Sé que aún queda mucho que contar del filósofo quizás más estudiado de la historia de humanidad, pero para este único reconocimiento callejero sevillano que tenemos por ahora y vaya usted a saber por qué, creo que está bien aprovechado y no conviene abusar, no. (No conocemos lo verdadero si ignoramos la causa) (¿Continuará?)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si
desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue
publicado el 19 de junio de 2023, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA,
del diario digital Sevilla Actualidad.
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