Einstein se convirtió en un personaje público de la noche a la mañana y a partir de ese día su vida no volvió a ser la misma nunca más; a finales de 1919 el desmelenado genio alemán era lo más parecido a un rockstar de la física, había nacido el mito del científico moderno.
10 de Noviembre de
1919. Más prensa
“Luces curvadas en el cielo”, “Los hombres de ciencia sin aliento”,
“Triunfa la teoría de Einstein” eran algunos de los titulares sensacionalistas,
en The New York Times, del 10 de noviembre de 1919.
Sin duda alguna las ideas de un espacio distorsionado y una luz que se dobla, dieron lugar a unos eslóganes muy atractivos y sugerentes, si bien entonces era (y hoy sigue siéndolo) más que dudoso que sus significados fueran del todo comprensibles para la inmensa, inmensa, mayoría de los mortales.
Pero el caso es que empezaron cautivando al gran público y terminaron
causando una auténtica conmoción en la humanidad de medio mundo. Una humanidad
recién salida de una guerra, para la que la ciencia se convertía en una vía de
escape de su cercana realidad, oscura e irracional.
Sí, aunque cueste creerlo, en un principio, interesó este nuevo campo de
conocimiento científico que llamamos relatividad.
28 de Noviembre de
1919. Y más prensa
Los periódicos empezaron a publicar artículos sobre la Teoría General de la Relatividad (TRG) que el público sorprendente y aparentemente devoraba, porque está claro que no entendía ni comprendía nada en absoluto de lo que leía. Pero compraba los periódicos, que es de lo que se trataba.
Y por supuesto Einstein recibió muchas ofertas (y bien remuneradas) por
escribir artículos en los que diera explicaciones simples de su teoría. (“Todos
quieren artículos, declaraciones, fotografías, etc. Todo este asunto me recuerda
aquello del traje nuevo del emperador...”). Pero sólo aceptó escribir para The
Times, y se publicó el 28 de noviembre de 1919.
Al final del artículo incluyó este comentario a modo de “relatividad al
alcance de todos”: ‘Algunas de las afirmaciones aparecidas en su periódico
al hablar de mi vida y mi persona tienen su origen sólo en la intensa
imaginación del escritor.
Aplicando la teoría de la relatividad, al gusto de los lectores, hoy se me considera en Alemania como un científico alemán, mientras que en Inglaterra se me conoce como un judío suizo. (Continuará)
[*] Introduzcan
en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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