jueves, 17 de agosto de 2023

Einstein, Nobel y Relatividad. Nominaciones fallidas: el huevo frito relativo, Eddington y el eclipse solar

 (Continuación) En ella los cuatro primeros (espacio, tiempo, masa y energía) eran mutables, elásticos, mutables, impredecibles y caprichosos, y lo único que se mantenía constante era la velocidad de la luz, en el vacío 299 792,458 km/s.

Ese era el punto de partida de su universo y de ahí “hasta el infinito y más allá”, pero dejando estulticias a un lado, sin duda alguna la teoría era, es y será un reto para la mayoría de matemáticos y físicos que en el mundo han sido, son y serán. Sus conceptos escapan a la imaginación de casi todo, por lo que muy pocos pueden realmente abordar los entresijos de sus propuestas.

Y si lo es para ellos, qué le voy a contar para el resto de los mortales, de ahí que abunden las historias al respecto, unas apócrifas y otras no como ésta que le traigo hoy, de lo más dudosa y algo chusca por cierto, la anécdota del huevo frito relativo.

Teoría de la relatividad. Anécdota del huevo frito relativo. Humor

No es la única y todas me gustan por un motivo u otro, ésta porque veo en ella advertencias tan sutiles como útiles sobre la divulgación, difusión o comunicación en general y la científica y técnica en particular, independiente de que sea uno el receptor de la misma o el emisor.

No, no es lo mismo oír que escuchar, ni hablar que decir, ni difundir que divulgar o comunicar, ni enseñar que aprender; de ahí que con frecuencia, junto a las alabanzas y signos de admiración, el científico fuera preguntado sobre su trabajo, del que en realidad nadie entendía ni una palabra.

Una situación de la que a veces salía con su peculiar sentido del humor. Se cuenta que en cierta ocasión mantuvo con un periodista un diálogo más o menos como éste: ‘Señor Einstein, ¿podría usted explicarme la teoría de la relatividad?’. ‘Por supuesto que puedo, pero antes… ¿puedo hacerle yo a usted una pregunta?’. ‘Claro que sí, señor’, exclamó extrañado el periodista.

‘¿Sería usted capaz de explicarme qué es un huevo frito?’. ‘Claro que puedo’, afirmó con seguridad y mucho más tranquilo ya que esperaba una pregunta más complicada. ‘¡Estupendo! Explíquemelo entonces, pero debe hacerlo imaginando que yo no he visto nunca ni tengo ni idea de lo que es un huevo, una gallina, la sal, el aceite y una sartén’. Y ahí lo dejó, en todo lo alto.

Eclipse total solar, 29 de mayo de 1919

Ni que decirle tengo que el silencio fue la única respuesta que obtuvo y que éste se mascaba; no, la teoría no tenía nada de fácil y de ahí que en los finales de la década de los años 10, Einstein, siguiera siendo solo un viejo conocido del comité Nobel, con unas perspectivas de ser galardonado por ella que pintaban azul, azul oscuro casi negro. Ya me entiende.

Una oscuridad que pareció tornarse claridad cuando en noviembre de 1919 se hicieron público y oficiales los resultados de las mediciones del eclipse total solar de unos meses antes que realizó, entre otros, el astrofísico y filósofo británico Arthur Stanley Eddington. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

 

 

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