Comprendida entre las calles Fundación Vicente Ferrer donde confluye y Tibidabo de la que es continuación, de esta vía sevillana de la barriada El Plantinar en el Distrito Sur (41005) no se moleste en buscar su nombre impreso en una placa. Sí, de esas colocadas ad hoc sobre una fachada o un poste, porque sencillamente no hay ninguna. Lo más próximo a su nomenclatura que puede encontrar es una galería comercial con la que colinda que, para más inri, no tiene ubicada su dirección en ella.
Y es que en esta calle, poco o muy poco frecuentada por
los peatones, no verá ni un solo portal de vecinos ni una tienda, sólo
solitarios trasteros y almacenes, así que poca información más puedo darle de
la misma, salvo el testimonio personal de que se trata de un indigno
reconocimiento callejero al polímata sueco, cuyo apellido coincide con el
inexistente nominativo viario, me refiero a Alfred Nobel.
Alfred
Nobel (1833-1896)
Con grandes aptitudes desde temprana edad para el
aprendizaje de la química y los idiomas, hablaba cinco con fluidez, llegó a
registrar en vida 355 patentes, la primera con tan solo 24 años, y fue miembro
de la Real Academia Sueca de Ciencias, institución que con el tiempo
sería la encargada de elegir los premios Nobel de física y química.
En 1867 patenta la dinamita, un explosivo
plástico resultante de absorber la inestable nitroglicerina en diatomita,
material sólido poroso que la estabiliza, con lo que se reducían drásticamente
los accidentes en su manejo; es el invento químico que crea su enorme fortuna
económica una de las bases en la que se sustentan los Premios Nobel.
En lo personal Alfred fue siempre un hombre solitario, nunca contrajo matrimonio ni tuvo hijos, al que sólo se le conocieron dos romances insatisfactorios, uno de ellos con la escritora y periodista pacifista austro-bohemia Bertha von Suttner. Precisamente en su amistad y posterior colaboración con el movimiento de paz que ella inicia por esas fechas, no pocos exégetas ven el génesis de la categoría Premio Nobel de la Paz.
Premios
Nobel
En su testamento de 1895 instituyó un fondo económico con
el que premiar a los mejores exponentes en estos cinco campos del saber: Literatura,
Fisiología o Medicina, Física, Química y Paz. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue
publicado el 05 de diciembre de 2022, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA,
del diario digital Sevilla Actualidad.
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