lunes, 13 de marzo de 2023

DCPS. ‘Atomium’ (y 4)

(Continuación) Y tres años después, el 27 de junio de 1954, arrancaba a funcionar la primera central nuclear del mundo esta vez en Obnisnks (Rusia).

De modo que, desde este punto de vista detallista intencional, al Atomium también lo podemos ver como un reflejo de las aspiraciones de la época: humanismo, paz y una vida mejor gracias al progreso científico y tecnológico; un símbolo contemporáneo del progreso humano, un progreso que no siempre es avance me dirá usted y yo estoy de acuerdo.

‘Atomium’ de Bruselas. Detalle estético-estático

Seguro que, ante la epatante vista además del tamaño del cubo, le habrá llamado la atención su extraordinaria disposición al estar apoyado sobre uno de los vértices, ¿por qué este acomodo geométrico?

En principio su elección obedeció sólo a considerandos estéticos -es evidente que resulta más esbelto que apoyado sobre una de las caras-, pero con el tiempo se vio que dicha disposición estética resultó ser también la estática más idónea para paliar el inevitable efecto viento. Un factor aerodinámico siempre peligroso en construcciones de estas dimensiones, composición y estructura, y por tanto muy a tener en cuenta.

La idoneidad provenía de la propia disposición mecánica que hacía que las esferas se protegieran unas a otras, minimizando así este amenazador factor dinámico; un acierto por tanto casi de serendipia, esa circunstancia que a veces juega un papel nada desdeñable en los descubrimientos científicos.

‘Atomium’ de Bruselas. Detalle estético-lumínico

Además de tamaño, colocación y estética, es probable que haya llamado su atención también, el impresionante brillo con el que relucen las esferas al darles el Sol. En este caso la explicación viene de la mano de la química, en concreto de un componente que le adelantaba en el apartado de los datos técnicos, el brillo lo produce una capa de dos milímetros de espesor de la sustancia simple química aluminio que las recubre, un aluminio reflectante.

Bien, no le canso, lo dejo aquí con la esperanza de haber despertado lo suficiente su curiosidad sobre el Atomium, como para hacerle ver que bien merece una visita, sea al bruselense o al sevillano. Al menos a éste que, a pesar de su pequeño tamaño, contiene en términos relativos las peculiaridades científicas y técnicas de su hermano mayor.

Sin olvidar que, aunque en unas condiciones materiales algo mejorables, se trata de una de las donaciones que aún permanece en nuestras calles y, todavía, está a tiempo de verlo dentro, casi, del trigésimo aniversario de nuestra Expo92.

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

[**] El original de esta entrada fue publicado el 14 de noviembre de 2022, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad. 

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