(Continuación) Las de Madrid y Barcelona por la nada desdeñable cantidad de siete mil pesetas (7 000 ptas) que apalabró el propio Terradas, una retribución cuantiosa para la época y más para un docente, ya que podía ser equivalente a dos años de salario de un profesor universitario.
Y aunque
según el físico teórico israelí Hanoch Gutfreund (1935), uno de los
mayores expertos mundiales en la figura de padre de la teoría de la relatividad,
a Einstein “no le preocupaba la retribución por sus conferencias y libros”,
el caso es que las cobró.
Una visita comprometida (física)
Por otro lado,
y para valorar el papel que jugaron los científicos mencionados, en el hecho de
que dicha visita tuviera lugar, me gustaría comentar una anécdota del físico austríaco
P. Ehrenfest (1880-1933).
Al parecer en cierta ocasión le preguntó extrañado al sabio, por la razón de su visita a España donde “no había física de interés para él”. “Sí -le respondió- pero el rey da unas fiestas excelentes”. Genio y figura. O sea.
Y no debía
andar muy descaminado en sus pensamientos, a tenor de los resultados que
produjo su visita en la sociedad española que: en el campo de las ciencias no
dejó ninguna línea de investigación científica, como lo lee, ni una sola; pero,
eso sí, mucha, mucha, admiración entre las clases populares.
Resaltar que
cuando Einstein llegó a España en 1923 ya era una figura mítica en todo
el mundo, el símbolo de la ciencia misma. ‘Einstein Superstar’.
En palabras del historiador estadounidense Thomas F. Glick (1939): “No creo que la visita de Einstein sirviera para europeizar la ciencia española. Su viaje no dejó huella. Y la Guerra Civil terminó de borrar su visita. Los franquistas no querían saber nada de Einstein, porque era pacifista y rojo separatista”. O sea que sí
Japón, Palestina y
España
Einstein tras el asesinato, a manos de activistas de
ultraderecha, del ministro de Exteriores Walter Rathenau en junio 1922,
consideró que él podía ser también uno de sus objetivos, por lo que decidió
poner tierra de por medio al menos durante un tiempo.
Y salió de Alemania iniciando un viaje de reconocimiento
nobelero por Japón, donde impartió unas conferencias; por Palestina, donde estuvo
una breve estancia; y, finalmente, por España. Al parecer fue durante el
atraque en Singapur cuando envió un telegrama anunciando su visita a la capital
catalana, pero sin poder especificar ni la hora ni la fecha exacta. (Continuará)
[*] Introduzcan
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si desean ampliar información sobre ellas.
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