sábado, 8 de octubre de 2022

DCPS. Calle Graham Bell (y 2)

(Continuación) Un aparato al que llamó teletrófono y había construido para poder conectar su oficina con el dormitorio situado en la planta superior, donde yacía su esposa enferma; unas conversaciones de las que, por desgracia, no han quedado registros.
Y aunque hizo muchas demostraciones públicas de su aparato, no pudo por problemas económicos renovar la advertencia de patente después de 1874. Una circunstancia administrativa que aprovechó Bell para inscribir el suyo en el registro de patentes estadounidense el 7 de marzo de 1876, la primera patente de un teléfono
De modo que Bell no fue el primero que lo inventó, pero sí el primero en patentarlo y eso, además, por los pelos. Como lo lee. Al parecer ese mismo día, pero unas horas después, el ingeniero Elisha Gray patentaba un aparato similar.

Así que ya ve, como la propia invención, la patente del teléfono fue una carrera que estuvo también muy reñida. Imagínese el estupor y la rabia con la que Meucci leyó en los titulares de prensa de la época, la “invención” de su propio aparato. Queda claro que es importante inventar, pero no lo es menos patentar el invento.

“Come here, Mr. Watson, I want to see you”

Algo así como “Venga aquí, Watson, le necesito” y pasa por ser la primera llamada telefónica oficialmente aceptada de la que hay testimonio. La realizó Bell el 10 de marzo de 1876, llamando a su ayudante Thomas Watson que se encontraba en otra habitación próxima. Pero si se fija, a diferencia de Meucci, cuando lo hizo hacía ya tres días que había patentado el ingenio electromagnético.

Ya ve por dónde voy, dicen que el diablo está en los detalles, pero ojo, lo está para todos. Resulta que, de ser, la de Bell sería solo la primera llamada no la primera conversación, porque en realidad se trató de un monólogo, no muy largo, es cierto, pero sí lo suficientemente claro e inteligible. Y digo para todos porque en puridad, todo apunta a que la suya, no fue la primera llamada, no.

Hay constancia de que hacia 1860, el ingeniero e inventor alemán Johann Philipp Reis pronunció una frase en un aparato similar. Una algo más extravagante que la de Bell dieciséis años después y bastante más difícil de entender auditivamente, lo hizo así para probar la calidad de la transmisión del sonido: ‘Das pferd frisst keinen gurkensalat’ (“El caballo no come ensalada de pepino”).

Ya le avisé. Mientras busco otro reconocimiento sevillano vinculado con la vida y obra de nuestro hombre, y doy con él (espero su ayuda), le dejo con una de sus citas: “Nunca andes por el camino trazado, pues te conducirá únicamente hacia donde otros ya fueron”.

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

[**] El original de esta entrada fue publicado el 23 de mayo de 2022, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad.

 

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