A propósito de la última reseña bibliográfica editada en el blog, ‘Gravedad cuántica de lazos para todos’ [LR-147], un seguidor me escribía pidiendo más información acerca de dicha teoría física, así como también mostraba su interés en saber de su posible relación con la teoría de cuerdas.
De ésta le diré que es un conjunto de hipótesis y modelos físicos según el cual todas las partículas que conforman el universo, y que en apariencia consideramos puntuales, son en realidad estados vibracionales de un objeto extendido más básico, una especie de diminuta cuerda o filamento.
Y de la primera, mejor será que vayamos por parte. Sin
entrar en muchas profundidades he aquí unas pinceladas al sevillano y enrocado
modo, empezando por el principio, por una imprescindible contextualización, tan
necesaria siempre.
Vaya por delante y por si tiene prisa
La gravedad cuántica de lazos, o LQG por Loop Quantum Gravity, de bucles o de recurrencias, es una teoría de gravedad cuántica formulada en 1986 por el físico indio Abhay Ashtekar (1949), en la que se utilizan dos teorías aparentemente incompatibles como son la mecánica cuántica y la relatividad general.
Ashtekar está
considerado como uno de sus fundadores, así como de la cosmología cuántica
de bucles o lazos, Loop quantum cosmology o LQC en inglés, un
modelo cosmológico cíclico, finito y de simetría reducida, que parte de la teoría
de la gravedad cuántica de bucles.
Y así como dicha teoría es la principal competidora
de la teoría de cuerdas adelantada por nuestro atento y avisado seguidor,
la cosmología cuántica de lazos es la alternativa a la teoría
del Big Bang.
Así que, por resumir, la teoría de la gravedad cuántica de lazos es a la teoría de cuerdas, como la cosmología cuántica de lazos lo es a la teoría del Big Bang. Dicho lo cual y asentadas las bases, establezcamos las diferencias, ¿cuándo empieza todo?
Las dos nubes de Lord Kelvin
Hemos de trasladarnos a finales del siglo XIX cuando
el físico y matemático británico William Thomson (1824-1907), convertido
ya en Lord Kelvin, declaró que la Física le parecía un conjunto
perfectamente armonioso y, en lo esencial, acabado.
Eran sin duda años de gran, y casi total, confianza
en la física clásica, si acaso y como mucho, quedaban por ajustar algunas
cifras decimales en algunas de las medidas, según él mismo manifestó, aunque
con prudencia también significó que veía en el horizonte “dos pequeñas nubes
oscuras”. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
Prometedora línea de divulgación científica en lenguaje asequible pero riguroso.
ResponderEliminarPrometedora línea de divulgación científica en lenguaje asequible pero riguroso.
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