jueves, 6 de enero de 2022

Alfonso X ‘el Sabio’. El rey que inició el giro copernicano (1)

(Continuación) Y no es una afirmación exagerada la del titular, naturalmente si la sabemos poner en contexto y analizar con perspectiva histórica.

No lo es porque, de esa “noche de los tiempos” -que como expresión grandilocuente bien podría hacer referencia, por qué no, a los finales de 1221, ochocientos años desde entonces-, de esos tiempos oscuros le decía, llegó a surgir el germen de una luminaria. Una de tal intensidad que, transcurridos tres siglos, daría lugar nada menos que a la revolución copernicana.

El germen, ya se lo imagina, fue el rey Alfonso X, considerado por muchos como el eslabón entre Ptolomeo y Copérnico, y sus tablas constituyeron la pieza imprescindible entre modelos del sistema solar, en una larga cadena de sucedidos que continúa hasta el día de hoy y llamamos ciencia.

Tabulae Rudolphinae, 1627

Pero le decía que lo de los modelos astronómicos, no fue lo único que cambió. El caso es que -con sus más y sus menos, sus idas y venidas- la nueva idea sobre el sistema solar cuajó y, en el primer cuarto del siglo XVII, las tablas alfonsíes eran sustituidas por otras nuevas, conocidas como rudolfinas o rodolfinas.

Elaboradas por el astrónomo alemán Johannes Kepler (1571-1630), constaban de un catálogo estelar y las propias tablas planetarias, realizadas a partir de sus tres leyes de la cinemática celeste, que hacían posible el cálculo directo de las órbitas de los planetas, sin necesidad de observación alguna.

Toda una aportación teórica y científica para la que utilizó los datos registrados por el astrónomo danés Tycho Brahe (1546-1601), que está considerado como el más grande observador del cielo a simple vista, es decir, anterior a la invención del telescopio.

Ah, que no se me olvide. Fue el propio Kepler quien las llamó rudolfinas o rodolfinas, en homenaje al emperador Rodolfo II, bajo cuyo mecenazgo habían trabajado los dos astrónomos.

Un rey ilustrado y astrónomo

Tras lo expuesto en estas nueve entregas alfonsinas, y a pesar de estar centradas en su faceta “científica” y sobre todo astronómica, caben pocas dudas de que el monarca, conocido como ‘el Sabio’, fuera una figura ilustrada en toda la amplitud del término, que bien pudo anticipar el Renacimiento.

Un hombre con una insaciable curiosidad por el conocimiento en general, que fue descrito así en una crónica de aquel tiempo: ‘Un rey escodriñador de sciencias, requeridor de doctrinas e de enseñamientos’. O sea. Y que en la historia de la astronomía es una figura de referencia a nivel mundial, no siendo poco lo que ésta le debe como ciencia. O sea, que. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

 

 

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