lunes, 6 de diciembre de 2021

Margarita Salas: New York, New York

(Continuación) Naturalmente, la presencia de Eladio Viñuela, quien había empezado su doctorado en genética en el mismo centro, pero en otra línea de investigación más bioquímica, más molecular que la de ella.

El caso es que el tiempo pasa y fue en 1963, cuando ambos alcanzaron el grado de Doctor en Ciencias por la Universidad Complutense, que decidieron también hacer realidad el compromiso de matrimonio.

Beca y boda

Y se convirtieron en marido y mujer pues ese mismo año se casaron gracias a una beca que la Fundación March concedió a Margarita tras finalizar su tesis y cuya cuantía, 12 000 pesetas, les permitió alquilar un piso y contraer matrimonio. Hay que tener en cuenta que hasta ese momento el único ingreso eran las 500 pesetas que ganaba cada uno como becario del CSIC.

Y así estuvieron un año más hasta que, tras concluir los trabajos que estaban desarrollando en el laboratorio de Sols, decidieron seguir el consejo que Severo Ochoa le había dado a Margarita en su momento.

Hacer una estancia postdoctoral con él en el departamento de bioquímica de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York. Y hacia la otra orilla del océano que puso rumbo el matrimonio, lo que sin duda fue todo un acierto profesional para ambos.

Corría el Año del Señor de 1964, la ciudad celebraba su agosteña Feria Mundial y aún quedaban dieciséis años para que Frank Sinatra triunfara con su versión de New York, New York, la composición que John Kander y Fred Ebb realizaron en 1977 y cuya entusiasta letra expresa los deseos de triunfar “en la ciudad que nunca duerme”.

Rumbo a New York

Que fue lo que debió sentir Margarita, o algo muy parecido, pues lo cierto que allí nunca se sintió discriminada por ser mujer. Sus logros eran suyos y recibía el reconocimiento que merecía, por primera vez se sentía libre, sin el condicionante de no ser hombre.

Para empezar lo primero que hizo Ochoa fue separar al matrimonio y hacerles trabajar en dos grupos diferentes; la razón, entre oficial y humorística, fue que, de esta manera, al menos aprenderían inglés.

Pero broma aparte, lo más plausible y tal como apuntó con posterioridad ella misma, lo que el nobel buscaba era que cada uno pudiera desarrollar, de forma independiente, sus propias personalidades y capacidades científicas. En la casa y en la calle eran una pareja unida por el matrimonio, en el laboratorio dos científicos independientes. Lo que está bien. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

 


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