(Continuación) Por último, por ahora, y no por ello menos importante, abordamos las obras científicas de las que enroco una terna de ellas, eso sí, un poco a vuela tecla.
Obras científicas: Lapidario
Como ya sabe el rey Sabio nunca quiso ponerle límites a su saber y buena prueba de ellos es que mandó escribir en 1250 el Lapidario, obra que con posterioridad fue de nuevo traducida, enmendada, completada y reorganizada entre 1276 y 1279.
Un tratado acerca de las
propiedades físico-químicas, y supuestamente mágicas, de unos cinco centenares
de piedras -entiéndase minerales, metales, piedras preciosas y demás sustancias
químicas-, de las que en el Lapidario se identifican unas 360, describiendo
su forma, color, dureza, además de presuntas propiedades curativas y efectos
perjudiciales.
A destacar que, a pesar no haberse encontrado ningún tratado alfonsí de medicina, en este libro se muestra el interés que esta ciencia despertaba en la corte del rey, eso sí, con una curiosa relación entre las propiedades mágicas de las piedras y la astrología.
De
hecho, ya en el prólogo del libro se nos advierte de que nada hay en la tierra
que no esté figurado en el cielo, y se piensa que microcosmos y macrocosmos están
conectados, de forma que planetas o constelaciones ejercen una influencia sobre
las propiedades de las cosas, potenciándolas o aminorándolas. Todo cuanto hay
en el universo es digno de estudio.
Obras
científicas: Libros
del saber de astrología
Por
lo que tenemos documentado, el rey Alfonso X ordenó realizar entre 1276 y 1279 tres
compilaciones científicas y una sola de ellas nos ha llegado original e íntegra,
el Libro del saber de astrología.
Un conjunto de 16 libros -auténtica enciclopedia de la astrología/astronomía no sólo de la época, sino de todos los conocimientos del mundo clásico conservados por los eruditos andalusíes- que se escribió en castellano, pero no se tradujo al latín inmediatamente, por lo que apenas circuló por Europa.
Un
detalle de suma importancia pues, para que se haga una idea, el latín en aquella
época jugaba el mismo papel difusor que el inglés juega en nuestros días. Y esta
integración de tratados originales, refundiciones y traducciones, compiladores de
todo el conocimiento astronómico, lo que pretendía no era otra cosa que impulsar
su desarrollo. Así que.
Obras científicas: Tablas astronómicas o Tablas alfonsíes
Por
decirlo de alguna manera, constituyen una rama del conocimiento astronómico,
meramente empírico. Muestran las observaciones que Alfonso X el Sabio mandó efectuar del cielo en Toledo, desde el
1 de enero de 1263 hasta 1273, con la intención de consignar el movimiento de
los respectivos cuerpos celestes sobre la eclíptica. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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