(Continuación)Ya de la que va, y en puridad ortográfica, apuntar que el término alien, para aludir a un ser supuestamente venido del espacio exterior, es válido en español. Lo es tanto si lo interpretamos como un préstamo del inglés ‘alien’, como si se considera un acortamiento de alienígena.
Una
palabra que, desde 1992, tiene también la acepción de ‘extraterrestre’ en el Diccionario
de la Lengua Española, y como tal no se resalta con cursivas ni entrecomillada,
haciendo su género (un/una alien) y su plural regular, álienes, con tilde por ser
palabra esdrújula.
Informe estadounidense, UAP
La
segunda de las noticias es de finales del mes pasado, en concreto del 25 de
junio, cuando la Dirección Nacional de Inteligencia de EE UU hizo público un
estudio preliminar sobre los fanis o fenómenos aéreos no identificados (UAP por sus siglas en
inglés), que es como ahora prefieren llamar a la cosa ésta, antes conocida como
los ovnis.
Dicho informe consta de 144 expedientes fanis, sucedidos entre noviembre de 2004 y marzo de 2021, de los que solo tiene explicación uno de ellos, que resultó ser un globo aerostático. Del resto afirma carecer de datos suficientes, testimonios fiables y, por ende, de conclusiones que ofrecer.
Eso
sí, en ningún momento, menciona a los extraterrestres, aunque tampoco los
descarta de forma expresa, vamos que ni un mal gesto ni una buena palabra. En
definitiva más alimento para las teorías de la conspiración, que en la
actualidad son toda una industria de lo más productiva.
En
opinión de muchos exégetas, el documento del Pentágono ha nacido muerto por
falta de pruebas científicas, de modo
que este centenar largo de
avistamientos inusuales quedan por ahora inexplicados, pero no por ello son
inexplicables, y ante los que cabe algo de paciencia y ciencia o el antañón y recurrente pensamiento
mágico.
Marchando una de lógica
Pero si bien la ciencia no ha encontrado pruebas de que sean productos de una tecnología extraterrestre, nosotros sí podemos aplicar algo de lógica al asunto y hacerlo desde la comodidad de nuestro hogar.
Sin
entrar en evidentes, pero algo engorrosos impedimentos espacio-temporales por
razones astronómicas, cabe preguntarnos al respecto: ‘Si se ha producido algún contacto
con extraterrestres, ¿cómo es posible que en todo este tiempo ninguna ‘garganta
profunda’, nadie realmente creíble, haya confesado el secreto, aunque lo
hiciera ya en el lecho de muerte, tipo Copérnico?’
Es
más, ahora que la observación espacial está tan masificada y el desarrollo
tecnológico es tan alto, ‘¿Cómo es que no disponemos de centenares de miles por
no decir millones de fotos y vídeos de alta definición de dichas llegadas de álienes,
en vez de las imágenes borrosas y monocromáticas que nos ofrecen?’.
Unas imágenes de las que no se puede extraer prácticamente ninguna información, lo que no es óbice para que ellos las aporten como prueba de la existencia extraterrestre. Lo que viene a ser un trasunto de toda una paradoja: no saber qué es algo, puede significar que sí sabemos qué es.
Le dejo con el póster que
colgaba en el despacho del agente Mulder (Expediente X) -tito tatín, tatín, ta tito tito tin...-, con
su ovni de cabecera y su lema tipo mantra, ‘I want to believe’. Sí, yo
también, ‘Quiero creer’. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
¿Cree usted que estamos solos en el universo?
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