(Continuación) Con el “raruno” tililar me despedía hace poco más de una semana y, por qué no, con el familiar y humano tiritar, sin olvidarnos de los bellos y expresivos cintilar y rielar. Diferentes palabras, relacionadas de una u otra forma gramatical con el titilar de las estrellas, y con las que le saludo hoy.
En busca de significados
Al tanto como lector, de
mi más que evidente indefensión gramatical, seguro que me habrá imaginado tirando
de diccionario para decirle lo que sigue, y que no es otra que, hasta donde he
buscado, no he hallado ni asomo de la palabra tililar. Esto es
cierto de toda certeza, no existe la palabra tililar.
Pero sí aparece, y
esto no es menos cierto, el sustantivo femenino tilila, que en
castellano significa “panza”, “vientre” o “barriga” un término que, como puede
ver, no hace al caso de nuestros intereses ópticos-estelares.
También, hojeando y ojeando mi edición vigésimo primera del mismo me he topado, un poco más adelante, con el onomatopéyico verbo intransitivo tiritar, y su significado de “temblar o estremecerse por frío, fiebre, miedo, etcétera”.
Es entre sus sinónimos,
“centellear” o “cabrillear”, donde aparece el poético e intransitivo verbo rielar,
véase, “la Luna rielaba en el negro mar”. Bellísimo. Y, naturalmente, el
verbo transitivo cintilar o “despedir rayos de luz como indecisos o
trémulos, o de intensidad y coloración variables”. Así que las estrellas
titilan, cintilan y rielan, pero no, no tililan.
Poema 20
Aunque pueden también tiritar,
como nos enseña el poeta chileno que se hacía llamar Pablo Neruda
(1904-1973), en su obra ‘Veinte poemas de amor y una canción
desesperada’ publicada en junio de 1924, cuando contaba apenas con diecinueve
años de edad.
En concreto aparece en el último de ellos:
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.”
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche…
Ahí lo ve, dice
“tiritan” y no “titilan”, claro que, bien pensado, qué gracia tendría en el
poema la corrección ortográfica de la temblorosa acción. De todos es conocido
que las estrellas titilan, como lo hacen las fogatas, los párpados o los fuegos
artificiales, lo raro sería que no lo hicieran. Es cosa sabida.
Titilan por imperativo
de naturaleza electromagnética y por las condiciones físico-químicas adecuadas,
afirmo. Y tiritan “azules” -toda una metáfora poética de triste y compleja
connotación- de frío, lejanía, soledad y muerte. Eso creo o quiero creer.
(Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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