El pasado martes 1 de junio se cumplieron noventa y cinco años del nacimiento, entonces también cayó en martes, de quien vino al mundo como una niña anónima y castaña, Norma Jean Baker, para abandonarlo, tan solo treinta y seis años después, como una mujer famosa y rubia, Marilyn Monroe, actriz, modelo y cantante a la vez que todo un icono pop y un símbolo sexual de la década de los cincuenta del siglo pasado.
Norma
Jean Baker
Y en ese ínterin la persona pasó por una infancia
interrumpida, una adolescencia complicada, una juventud ajetreada y una corta
madurez, circunstancias adversas todas ellas que no le impidieron convertirse
en el archi personaje que fue. (Aquí yace M. M. 87-52-83).
Hoy, por ponerle de nuevo en contexto, pero no
iterar lo ya publicado, le añado unas cuantas pinceladas sobre el desarrollo
artístico de Norma, quien con diecinueve años firmaba un contrato con una
agencia de modelos, se teñía el pelo y comenzaba a aparecer en anuncios y
portadas de revistas.
Es cuando conoce a Ben Lyon, un ejecutivo de ‘20th Century Fox’, y convence a Darryl F. Zanuck para firmar un contrato de seis meses. La misma época en la que se hace llamar Marilyn Monroe y termina apareciendo en la película Años peligrosos de 1947. Es el comienzo de una espectacular carrera cinematográfica, que tuvo amplio eco en todo el mundo.
Marilyn
Monroe
Solo un año después es contratada por ‘Columbia
Pictures’ y aparece en varias películas: Damas del coro (1948); Eva al desnudo y La jungla de asfalto de 1950; Niebla en el alma (1952), su primer papel protagonista; y Niagara (1953).
Pero fueron sus actuaciones en Los caballeros
las prefieren rubias y Cómo casarse con un millonario de 1953 lo
que convirtió a Marilyn en una auténtica estrella. Tras ellas vinieron La
tentación vive arriba (1955); Bus Stop (1956); El príncipe y
la corista (1957); y Con faldas y a lo loco (1959), probablemente
su mejor película, con la que ganó un Globo de Oro a la mejor actriz de comedia
o musical.
Ya en sus últimos años participó en El multimillonario (1960) y Vidas rebeldes (1961), escrita por su marido Arthur Miller. Tan solo un año después moría la actriz y es evidente que por un motivo u otro nunca han faltado razones para recordarla.
Algunas leyendas urbanas
Cómo olvidar aquella entre la rubia devora-hombres y
estrella de cine, y el desharrapado científico y mujeriego, Albert Einstein.
Una más sobre el binomio cuerpo y mente, o la relación entre bella y bestia,
como el cuento.
Ésa, probablemente apócrifa, según la cual en un
evento la actriz se dirigió al físico al que propuso jocosamente: “¿No opina
profesor, que deberíamos tener un hijo juntos? Así el niño tendría mi
apariencia y su inteligencia”. Ya se puede hacer una idea de lo que
supuestamente le respondió el desinhibido relativista. (¿No opina profesor, …)
Lo que sí está comprobado es que, al fallecer Marilyn, entre sus pertenencias se encontró una foto del sabio con la siguiente dedicatoria: “A Marilyn, con mi respeto, amor y agradecimiento, Albert Einstein”. No sé qué decirle ¿Demasiado explícita, quizás? (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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