(Continuación) Una macana intelectual les decía, acerca del pensamiento positivo, no solo porque el vaso como objeto físico sea un punto de partida demasiado simple para llegar a una meta psicológicamente tan compleja.
Ralla la estulticia pensar que, para atraer las fuerzas positivas del universo y rechazar las energías negativas, vamos, para que la vida nos sonría y nos vaya bien, lo adecuado sea ver el vaso medio lleno.
Sino porque implica tomar
una postura, no tengo nada en contra de la humana acción de elegir, que ha de
ser blanco o negro, bueno o malo, positivo o negativo, lleno o vacío, y esta
mutuamente excluyente dualidad sí que no la comparto. Es evidente que, como tal
metáfora, no se puede reducir a un sesgo intencional, a una simple cuestión de
enfoque, pues en esta vida nada es como parece, aunque lo parezca.
La física del vaso.
En mi opinión -aquí prima mi talante escéptico, actitud crítica y formación científica- este asunto vasero no tiene solo dos extremos, puede que tenga tres o, si me apura, que no tenga ninguno y me explico. Empiezo por éste.
Resulta que, desde la física
clásica o mecanicista, no es cierto que el vaso esté medio lleno o
medio vacío por la sencilla razón de que siempre está lleno, así que ahora
ninguno tiene razón. Ni el que afirma que está medio lleno porque ve agua
líquida en la mitad inferior, ni el que afirma que está medio vacío porque dice
no ver nada en la superior.
Ambos yerran ya que el
vaso, arriba, está lleno de aire, invisible a la vista y, abajo, de agua
transparente. Es lo que tiene la ciencia, que no se fía de las
apariencias, y sabe de forma cierta que el vaso siempre está lleno, bien de
agua o de aire en su totalidad, o bien ‘fifty fifty’.
Esto es tirando de física newtoniana (la del mundo macroscópico o molar), porque si lo abordamos desde la física moderna, más en concreto de la mecánica cuántica (el mundo de lo microscópico, lo molecular), entonces resulta que los dos tienen razón, pero ahora sin exclusión, pues incluso pueden coexistir ambas realidades.
La nueva respuesta que le
expongo la ejemplifica la archiconocida paradoja de ‘El gato de
Schrödinger’ en la que este animal, introducido en una caja y sometido
a cierto experimento mental, puede estar vivo y muerto a la vez, como lo lee.
Algo sin embargo
inexplicablemente explicable, créame, y lo mismo sería para nuestro caso, el
gato de Schrödinger dentro de medio vaso de felicidad/infelicidad. Claro que… ¿continuará?
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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