(Continuación) O ‘con la iglesia hemos topado’, que reza el quijotesco tópico literario convertido en expresión coloquial y usado para expresar, bien la inconveniencia de que la Iglesia se mezcle en determinados asuntos o bien la frustración que produce su mera existencia, así como la de cualquier otra institución en sentido amplio. Le digo esto porque, aprovechando el tirón mediático del fármaco, tengo un apunte más, relacionado con el papa Francisco.
Su lado científico
No es muy conocido que, antes de llegar a ser siquiera
sacerdote, el argentino Jorge Mario Bergoglio (1936) fue un joven
que en su etapa escolar mostró cierta atracción por las ciencias en general y
por la química en particular. Un interés que le llevó a estudiar un
curso de ingeniería técnica química (no acabó la carrera) y que le permitió
trabajar en un laboratorio realizando
análisis bromatológicos.
Ya como papa (2013) ha seguido mostrando su curiosidad por las ciencias en diferentes campos, entre ellos: la astronomía (“La astronomía nos hace pensar en los ilimitados horizontes del universo e incita preguntas como ¿de dónde venimos, hacia dónde vamos?”), en una videollamada de 2017 con los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional, ISS ; la biología evolutiva (“La evolución y Dios no son excluyentes, todo lo contrario, van de la mano”), frase pronunciada en un discurso ante la Academia Pontificia de las Ciencias de la Santa Sede.
La ecología (“La Tierra, nuestra casa,
parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería... el
deterioro del medio ambiente y de la sociedad afecta a las personas más
vulnerables del planeta”), una crítica que aparece en su encíclica Laudato
Si (Alabado Seas) del 2015. Y la cosmología (“El Big Bang es
pertinente como teoría del origen del Universo, y no se contradice con la
noción de la Creación, sino que por el contrario, la exige”), en un algo
tenso encuentro que mantuvo con el renombrado científico británico Stephen
Hawking (1942-2018).
A modo de despedida
Por supuesto que el hombre de Dios no es un científico ni ha publicado ninguna investigación en ese sentido, siendo sus estudios mayoritariamente teológicos, pero es de destacar su posición junto a la ciencia, máxime si representa a la creyente institución que representa y su pasado acientífico.
Pues bien, también para nuestro fármaco, el
reformista papa Francisco, ducentésimo sexagésimo sexto, 266.º, y actual
papa de la Iglesia católica, la Iglesia cristiana más numerosa, tuvo unas
palabras a pocos meses de ser octogenario, “La oración no es una aspirina o
un negocio…”. Que, dicho así, la verdad no sé qué pensar, pero claro, si lo
dice quien está considerado como el “vicario de Cristo”, es decir el que está “en
lugar de”, entonces la cosa puede que así sea, pero la verdad le digo, no lo sé.
Sirva de despedida la aseveración entre religiosa,
farmacéutica y mercantil del papa con estudios de técnico químico, que algo
tendrá el agua cuando la bendicen que dijo aquél otro. Sin duda alguna la
Aspirina es todo un cajón de sastre.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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