(Continuación) Sin olvidar que, setenta y dos años después de que el químico alemán Félix Hoffman (1868-1946) la sintetizara en 1897, la Aspirina acompañaba al hombre (Amstrong, Aldrin y Collins) en su viaje a la Luna, el del Apolo 11 en 1969. Fue para su primer hollamiento, siendo uno de los pocos fármacos que contenía el pequeño botiquín de a bordo, haciendo realidad en cierto modo la greguería de medio siglo antes.
Otros reconocimientos
Otros reconocimientos pues, no en vano, de este
medicamento universal se publican unos 4000 estudios científicos al año, mejor
dicho, de su principio activo el ácido acetilsalicílico, cuyo mecanismo
de acción fue descubierto por John Vane (1927-2004).
Un científico británico galardonado
con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1982, al lograr explicar que las propiedades del ácido acetilsalicílico
resultan de su capacidad para inhibir la producción de ciertos mediadores
químicos, las prostaglandinas, que promueven la generación del dolor en
el cuerpo.
Y tan solo unos años después, según una encuesta realizada por Newsweek en 1996, eran cinco los inventos del siglo XX sin los cuales no se podría vivir, a saber: el automóvil, la bombilla, el teléfono, el televisor y… la ¡Aspirina! Cómo se queda.
“Siglo de la Aspirina”
Una popularidad extraordinaria y una enorme
importancia social la del fármaco, pues el mismo José Ortega y Gasset (1883-1955)
llegó a llamar al siglo XX en el que nace, el “Siglo de la Aspirina”, y en
su obra La rebelión de las masas (1931) nos escribe “hoy en día, la vida
del ser humano ordinario es mucho más fácil, más confortable y más segura…, ya
que el mundo a su alrededor es lo suficientemente próspero para proveerlo de
caminos, trenes, hoteles, bienestar físico y Aspirina”.
No andaba descaminado el filósofo pues un lustro
después, en 1936, la palabra ingresaba por derecho propio en la Real
Academia Española (RAE), al ser aceptada como sustantivo debido a su
uso común y extendido.
De hecho, Ortega, llegó a acuñar un neologismo relacionado con el medicamento, nada menos que ‘aspirinizar’, que seguro nunca se pudo imaginar que aparecería en negro sobre blanco en la tercera década del siglo XXI.
Pero si en algún contexto sobresale el nexo con la
aspirina, éste es, a mi entender, el de la literatura, del que me viene
a vuela tecla a modo de botón de muestra, uno cargado de ironía que leí hace
tiempo. Es del escritor mexicano Carlos
Monsiváis (1938-2010) y reza: “Nada tan impertinente como la aspirina. Nos
alivia con frecuencia, pero nos hace creer vanamente en lo eliminable del
dolor...”. Una gran y profunda verdad. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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