(Continuación) En
otro orden de asuntos del saber, ya se imagina que voy por el científico, el
prusiano hizo una aportación casi treinta años antes que la filosófica ‘Atrévete
a saber’ de 1784, su interpretación ilustrada del horaciano ‘Sapere aude’
del siglo I.
Está relacionada con la formación y evolución del
universo y se mueve entre la cosmogonía -rama del conocimiento que
pretende dar respuestas míticas, enfocadas hacia dioses, aunque con explicaciones
racionales- y la cosmología, parte de la astronomía que estudia
las leyes físicas generales acerca del origen y evolución del universo.
Historia general de la naturaleza y teoría del
cielo, 1755
Ese es el título de la obra de Immanuel
Kant (1724-1804), la publicó anónimamente, en la que desarrolla sus
hipótesis sobre el universo, si bien el título completo es Historia general
de la naturaleza y teoría del cielo, o ensayo sobre la constitución y el origen
mecánico de todo el edificio del mundo, tratado según principios newtonianos.
En ella despliega la hipótesis de la nebulosa
protosolar, según la cual nuestro Sistema Solar (conjunto de objetos
astronómicos entre los que se halla la Tierra) se formó de una gran nube
de gas, de una nebulosa. Un intento de explicación del orden existente
en nuestro sistema, que con anterioridad el genial Isaac
Newton (1643-1727) había determinado como impuesto por Dios desde el
comienzo de los tiempos.
En su libro Kant también deduce, y de forma correcta,
que la Vía Láctea, galaxia en espiral donde se encuentra el
sistema solar y por ende nosotros, es un gran disco de estrellas formado
asimismo a partir de una nube giratoria. Y no se queda ahí, en un tiro por elevación
sugiere que es posible el hecho de que otras nebulosas puedan ser a su vez gigantescos
discos de estrellas distantes, como nuestra galaxia.
Estamos ante la idea de Universo-isla
para ellas, una expresión que gozó de cierta popularidad hasta bien entrado el pasado
siglo XX pero que dejo aquí. Y del todo a la parte, en la tercera sección del
libro, ‘Sobre los habitantes de los astros’, el filósofo desarrolla nada
menos que una teoría de la vida extraterrestre. Qué me dice.
Hipótesis nebular
Se trata de un modelo cosmológico que con
posterioridad retomó su contemporáneo Pierre-Simon Laplace (1749-1827) quien
en 1796 hipotetiza que la nebulosa solar rotaba lentamente en su origen. Una idea
más detallada, pero no más acertada, de la formación del sistema solar a partir
de una nebulosa rotante primigenia cuya concepción moderna equivalente es la del
disco de acrecimiento.
Por lo que tengo leído se suele hablar de
ambas teorías como de una sola, la teoría de Kant-Laplace sobre el
origen del sistema solar, también conocida como la teoría de la nebulosa
protosolar. Ya, me queda lo del ornitorrinco. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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