martes, 18 de agosto de 2020

‘Oro del que cagó el moro’. Historia y leyenda (y 2)

(Continuación) Me refiero a la de 'Llora como una mujer lo que no supiste defender como hombre', pero esa es otra historia que habrá de ser contada en otro momento, ahora toca la del escatológico oro cagado.
Oro del que cagó el moro’. Leyenda
Empezó diciéndole a los enviados que le preocupaba la idea de que se supiera que volvía a Granada con semejante cantidad pues en el viaje serían inevitablemente asaltados, robados y asesinados con lo que no recuperarían ni uno solo de los maravedís. Y remató con una ocurrente propuesta. Volvería a Granada aparentemente sin cofres ni dinero, pero acompañado de diez de sus criados más fieles cada uno de los cuales habrían tragado previamente, mediante una técnica especial y secreta nazarí, y delante de los emisarios, una cantidad de oro y gemas suficiente para satisfacer su deuda. Una vez en la ciudad, los siervos defecarían y con ello todos quedarían en paz, lo que pareció bien a los cristianos y dicho y hecho. Sin embargo...
Sin embargo, los emisarios fueron engañados pues lo que habían visto tragar no era otra cosa que pasta de almendra modelada y coloreada ‘ad hoc’, de forma que por muy pendientes que estuvieron los guardias de acompañar a los musulmanes a las letrinas y escarbar entre las heces en busca de monedas de oro o piedras preciosas o alguna moneda de oro, lo único que encontraron fue, perdón, mierda, mierda mora.
A todo esto, Boabdil, ya había puesto pies en polvorosa y tras el engaño fue cuando empezó a utilizarse la expresión que nos trae hoy, una especie de latiguillo que cinco siglos después aún utilizamos cuando alguien nos asegura que un objeto estaba hecho de oro y le respondemos: “Sí, sí, oro del que cagó el moro” ¿Qué le parece la historia? ¿cierta o incierta? ¿Cagó realmente oro el moro? ¿Se cree la ocurrencia de Boabdil? En cualquier caso…
En cualquier caso
Aparte de lo evidente -con la rima fácil del dicho popular castellano mostramos que el objeto que tenemos delante es de oro de baja calidad, no es de ley, o que incluso es falso, no es ni siquiera oro- a pocos escapará el indudable componente xenófobo de la expresión, antimorisco en este caso, que tiene un triple origen.
En primer lugar, viene motivado por la presencia durante siglos de los árabes en la península ibérica, y ya se sabe lo que hace el roce entre los humanos. En segundo lugar, por su fama de falsificadores de monedas y joyas, bien por estar rebajadas en su ley o bien por ni siquiera ser de oro sino tan solo un artículo de bisutería barata, que hace que en principio no tengan el valor que ellos le atribuyen. Una fama de falsarios y de hombres de “poca fe” (cristiana) de los moriscos, pese a estar bautizados, que les acompañó siempre. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.


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