Me topé con ella en una de esas pretéritas y primaverales
noches del confinamiento coronavírico, a las que nos sometieron la enfermedad
del COVID-19 y el gobierno, mientras zapeaba delante del televisor. Y me
quedé atrapado desde el mismo comienzo en el que aparecieron Los Chunguitos
ocupando toda la pantalla y empezaban a sonar los primeros acordes musicales.
Tras unos segundos, Enrique, flanqueado por José y Juan,
se arrancaba con la desgarradora letra.
La
canción
“Si me
das a elegir
entre tú
y la riqueza,
con esa
grandeza
que
lleva consigo, ay amor...
Me quedo
contigo”.
Compuesta a finales de los años setenta por Crescencio
Ramos Prada y Enrique Salazar, y arreglada magistralmente por el
maestro Alfredo Doménech, formaba parte del cuarto disco (1980) de los hermanos
Salazar que llevaba el explícito título de ‘Pa tí, pa tu primo’.
En él la canción de marra era la cuarta de la cara A
-siendo como era, y es, un temazo- y supuso el comienzo triunfal del trío
pacense que estaba en su mejor momento, llegando a conseguir varios discos de
platino sin haber cumplido ninguno de ellos los 30 años. A pesar de no ir
dirigido a nadie en particular, todos sentían (sentíamos) la letra como si lo
fuera.
“Si me
das a elegir
entre tú
y la gloria,
pa' que
hable la historia de mí
por los
siglos, ay amor...
Me quedo
contigo”.
Fue presentada al año siguiente en el programa Esta
noche (TVE) de la inefable Carmen Maura, y ese video fue el que vi
en esa pasada noche de tiempos de pandemia, formando parte del programa
de ‘La 2’ que presenta la magnífica Virginia Díaz y lleva por
sugerente nombre ‘Cachitos de Hierro y Cromo’. Una maravilla de imagen,
música y letra que en mi opinión no se debe perder.
‘Deprisa,
deprisa’
No sería sin embargo hasta un año más tarde (1982) cuando
el tema traspasaría todas las fronteras, al ser elegida para la banda sonora de
la película de Carlos Saura, culmen sin duda del aclamado cine quinqui
de la época. Me refiero a ‘Deprisa, deprisa’, seguramente la mejor, más
recordada y exitosa de todas las rodadas dentro de aquel género cinematográfico
que, por cierto, frecuentaron otros directores.
Pero ninguna como ella plasmó la crudeza de la vida,
devastada por la heroína, que llevaban aquellas personas al margen de la
sociedad, por las calles de algunos barrios extremos de las grandes ciudades. Y
a dicha impronta ayudó la canción, con un texto que transmitía esa sensación de
peligro callejero de los democráticos finales de los años setenta y ochenta
españoles. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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