lunes, 27 de julio de 2020

Chunguitos, la mala música y Proust (1)

“Siempre Chunguitos”, así me despedía hace un par de semanas cuando le escribí acerca de ‘Me quedo contigo’, ya sabe a qué me refiero y por cierto ¿qué opina de esta sencilla melodía con aire aflamencado? ¿La cataloga de mala música y la menosprecia o la deja en simple música popular con un cierto valor cultural?
‘Me quedo contigo’ o ‘Si me das a elegir’ -es como mucha gente conoce a la archi oída canción, al ser ésta la primera frase de cada una de sus estrofas-, perteneciente al éxito musical de principio de los 80 del grupo Los Chunguitos. En mi opinión una bellísima melodía cargada de cierta sabiduría flamenca, que fue y sigue siendo apreciada por buena parte del público en general, incluidos roqueros y poperos por citar algunos en particular.
Una rara inspiración de sus autores, Ramos Prada y Enrique Salazar, y un arreglo magistral de Alfredo Doménech que, sin alejarse del habitual estilo aflamencado que se entroniza con las palmas introductorias y unas exquisitas y emotivas guitarras eléctricas, nos conduce hacia el estribillo a ritmo de un pop tan cautivador como comercial, para desembocar en un imprevisible solo de saxo que derrama a raudales ‘feeling’ y sensualidad a partes iguales.
¿Mala música?
Me parece una maravilla de expresión musical capaz, no solo de llevar la rumba al mismo lumpen de los extrarradios de Madrid, sino de pasearla sin complejos por poblados de chabolas donde rondaba la muerte de la drogodependencia, el dolor carcelario y el amor descarnado, y en cuyas calles convivían por igual payos y gitanos. Bien visto no es más que una forma de escape de la clandestinidad a la que, a lo largo de los 70 y 80, estuvo sometido el flamenco y que, mejor pensado, se inició con Las Grecas. O eso creo.
No pocos exégetas entienden que, así como Camarón, Paco de Lucía o Enrique Morente hicieron del flamenco algo universal (en sentido geográfico), fueron precisamente los Chunguitos, sus hermanas las Azúcar Moreno, los Chichos o Ketama quienes convirtieron en comercial la ‘canción aflamencada’, sirva de ejemplo (ahora en sentido temporal) ‘Si me das a elegir’.
Porque de lo que apenas dudo es sobre la larga y variada vida que aún le queda a esta inspirada canción, de la mano y garganta de otros músicos que impedirán que con ella dentro se cierre el baúl de los recuerdos. Al fin y al cabo, dicen, que sólo muere lo que se olvida o se deja de cantar, pues eso. Ya, bien, pero dicho esto, ¿es mala música o no?
‘Elogio de la mala música’
Mucho mejor que lo que yo pueda opinar al respecto, algo por otra parte prescindible del todo y desde todo punto de vista, le traigo a modo de respuesta uno de los ensayos más famosos del francés Marcel Proust, recogido en su primera publicación ‘Los placeres y los días’ (1896). (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.


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