(Continuación) Etimológicamente el nombre proviene del
griego y significa “diez días”, aludiendo a las jornadas que pasaron en cuarentena
los diez protagonistas de la novela, siete (7) mujeres y tres (3) hombres de la
alta sociedad florentina quienes, tras encontrarse de manera fortuita después
de misa en la iglesia vacía de Santa María Novella, deciden huir para así escapar
de la peste que asoló en 1348 a la ciudad de los Médicis.
Los jóvenes florentinos se aislaron voluntariamente
durante catorce días en una villa campestre de Fiesole, en las afueras de la
ciudad, y para entretener el tiempo se pusieron a contar por turno y diariamente
un cuento cada uno, salvo sábado y domingo. De forma que son diez cuentos por
día durante diez días, cien por tanto, que en realidad son ciento uno pues en
la introducción al cuarto día viene añadido uno más.
Luego catorce (14) días de reclusión, diez (10)
de narración, diez (10) narradores y ciento un (101) relatos, esos son los
números literarios del ‘Decamerón’ que acompañan a unas narraciones de
carácter festivo, procaz y erótico en las que, contra lo que cabría pensar, sus
autores no muestran el menor rastro de temor e inquietud por la terrible peste
que está diezmando a la contaminada ciudad de Florencia. Es así.
Una especie de ‘carpe diem’ (disfruta
del momento) que parece prevalecer entre los protagonistas de la novela, en
lugar del más que esperable ‘ubi sunt’ (¿dónde están [los muertos]? tan
apropiado para los terribles estragos con los que la peste negra azotó Europa y
diezmó a la población italiana en esas fechas.
Peste
bubónica
Una situación chocante en apariencia pero
que no es tal porque el propio Boccaccio ya lo previó desde el prólogo y
las primeras líneas de la novela. En el primero podemos leer: ‘¡Cuántos
valiosos hombres, cuantas hermosas mujeres, cuantos jóvenes gallardos, a
quienes Galeno, Hipócrates o Esculapio hubiesen juzgado sanísimos, desayunaron
con sus parientes, compañeros y amigos, y llegada la tarde, cenaron con sus
antepasados, en el otro mundo!’
Y la obra comienza con una descripción de
la peste negra que desangra a la ciudad: ‘En su comienzo, nacían a los
varones y a las hembras, semejantemente en las ingles o bajo las axilas,
ciertas hinchazones que algunas crecían hasta el tamaño de una manzana y otras
de un huevo, y algunas más y algunas menos, que eran llamadas bubas por el
pueblo’.
Un arranque de lo más prometedor que nos
lleva a hacernos preguntas del tipo: ¿Qué sabemos de la citada peste
bubónica del siglo XIV? ¿Fue una buena idea la de los jóvenes, al marcharse a
la zona rural? ¿Se ponían realmente a salvo al alejarse de la ciudad o, por el
contrario, iban a una muerte casi segura? ¿En qué se parecen y en qué se
diferencian aquella pandemia de peste medieval, la más devastadora en la
historia de la humanidad, y la actual del COVID-19? ¿Es lo mismo un virus que
una bacteria?
Son una manita de preguntas en busca de respuestas,
como la media docena de personajes del italiano y nobel escritor Luigi Pirandello
iban en busca de autor, que dejo en el aire y a su consideración.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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