De los diferentes convenios humanos metrológicos relacionados con la astronomía que existen, junto
con el del inicio de estación (en este caso tocó
otoño hace aproximadamente un mes) está el del cambio
de hora, más en concreto el segundo de los dos que tienen lugar a lo largo del
año, y que como siempre se efectúa el último domingo de octubre.
Así que, oficialmente, a las tres (03:00) de la madrugada, hora
peninsular y Baleares, del domingo 27 los relojes se retrasarán una hora pasando a
ser las dos (02:00). Ni que decir tiene que en el archipiélago canario el
cambio se producirá a las dos (02:00), que pasarán a ser la una (01:00), ya
saben cómo en el tema horario funcionan las islas afortunadas, siempre una hora
menos. En cualquier caso este domingo tendrá, oficialmente, una hora más, una
más de sueño quizás, para algunos.
Un retraso en los relojes que va más allá de la mera acción mecánica y
la consiguiente hora añadida, pues con dicho retraso de aguja no solo
finalizará el, para algunos más que conveniente, horario de verano, sino que el Sol saldrá más
temprano, anochecerá antes y habremos vuelto durante cinco meses al horario
de invierno, tan conveniente para otros. Esto en lo que concierne a lo temporal
porque con dicho cambio, en lo geográfico, habremos abandonado la zona
horaria GMT+2, para volver a la GMT+1.
Un cambio con el que recuperamos la que se considera hora oficial en
España, la ‘normalidad horaria’ por así decirlo, y que no es otra cosa que ir
una hora por delante del tiempo que marca el meridiano de Greenwich (Greenwich
Mean Time GMT), que es el que nos corresponde geográficamente. Un
cambio de hora que ya les digo no será el último, menuda movida hay. Vuelvo dentro de unas horas.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
me gustaría que lo desarrollara más, no me acabo de enterar del todo
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