viernes, 16 de agosto de 2019

Apolo 11. Breve aproximación científico-técnica (24)

(Continuación) Lo lógico habría sido que dijera “That's one small step for a man, one giant leap for mankind” es decir “Este es un pequeño para un hombre [for a man], un gran salto para la humanidad”. Coincidirán que la inclusión del artículo indeterminado es de vital importancia y un matiz sintáctico en absoluto banal pero, en puridad no se oyó. Es lo que hay, aunque ¿lo pronunció o no?
En busca de pruebas: un error humano
Evidentemente sin el artículo [a] la frase resultaba confusa y así lo muestra el hecho de que la NASA, en los meses siguientes, recibiera miles de cartas y llamadas preguntando qué es lo que había dicho el astronauta, pues no lo comprendían. Natural. Por supuesto se analizó una y otra vez la cinta y siempre parecía escucharse lo mismo: “That's one small step for man; one giant leap for mankind”. Ergo, el paso era “del hombre” y no de “un hombre”.
Todo hacía pensar que a Armstrong, llevado sin duda por la emoción del momento, los nervios le jugaron una mala pasada haciéndole cometer este error sintáctico. Se había comido el “a”, que debía preceder a “man”, convirtiendo así sus palabras en un grandilocuente y tautológico sinsentido. 
Un comprensible error humano que al principio admitió: “¡Diablos, he metido la pata hasta el fondo!”, aunque poco después daba marcha atrás afirmando que, su no audición, bien podría haberse debido a las interferencias o a un fallo en la transmisión. El astronauta, que falleció en 2012 a los 82 años, siempre mantuvo que pronunció la frase completa ¿Equivocación humana o fallo técnico?
En busca de pruebas: solución salomónica
Pues en aquel entonces la verdad es que el desarrollo tecnológico no permitía dilucidar quién tenía la razón, si los instrumentos técnicos o el hombre, de forma que ante el dilema de si fue un pequeño paso para el hombre o para Armstrong, la NASA tomó una solución salomónica.
Vamos que tiró por la calle de en medio y apoyó al astronauta, pero sin desprestigiarse ella misma. Decidió que en todos sus documentos apareciera la “a” entre corchetes [a], indicando de esta forma la posibilidad de su existencia, pero sin darlo por seguro, “That's one small step for [a] man; one giant leap for mankind”. Una solución temporal de conveniencia que agradó a todos a base de no disgustar a ninguno. Ya saben, a fuer de no tenerla ninguno, la razón para todos.
En busca de pruebas: un fallo técnico
Pero he aquí que, en octubre de 2006, casi cuatro décadas después, las nuevas tecnologías parecen aportar nuevos datos. S. Ford, un experto informático australiano -utilizando un sofisticado software de edición de sonidos, diseñado para medir el tiempo que dura cada palabra pronunciada-, dijo haber descubierto, en la cinta original, el famoso artículo “a”. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.



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