La locución latina,
que podemos traducir por “Apártate, Satanás” y que como oración católica
medieval era usada en los exorcismos, proviene de la frase pronunciada por Jesucristo, Vade retro me Satana, según reza en el
Evangelio de Marcos
(8,33).
En la actualidad, dentro
de la tradición católica y preferentemente su versión reducida Vade retro,
se utiliza para repeler y rechazar cualquier posible y supuesto mal. Bueno en
realidad él la explicó bastante mejor y más completa, pues lo hizo por partes,
de forma detallada y en sus diferentes formas.
¡Vade retro!
Como seguro saben, Vade
retro es un latinajo de uso relativamente frecuente que sigue dando juego.
De hecho, no es raro encontrarla como epatante nombre de un grupo musical, como
original cabecera de alguna revista underground o, como escandalizante
nombre para un bar de copas.
Por haber hay con esta expresión, hasta un
programa informático que nos libera del correo indeseado, spam. Y su uso coloquial está generalizado
para expresar el rechazo a una idea, a una actitud, a una propuesta o a
cualquier cosa, incluso, no les digo más, hasta en literatura es empleada la
susodicha.
Así lo hace por ejemplo Miguel de Cervantes (1547-1616), en su última obra Los trabajos de Persiles y Sigismunda de 1616,
al poner en boca del amante, fingiendo exorcizarla: “Ea demonio maldito, vade
retro, exi foras...”.
O Francisco de Quevedo (1580-1645) en su novela picaresca Historia de la vida
del Buscón llamado don Pablos de 1626, cuando hace decir al viejo
avariento: “Arriedro vayas, Satán, ...”. Arriedro es una deformación del ‘vade
retro’ que aún es empleada en los exorcismos y que podría traducirse por “Vete
de aquí”, “Atrás”, “Vete para atrás”.
¡Vade, Satana!
Sin el retro me,
es una de las citas que Jesús empleó en sus
enfrentamientos con el príncipe de los demonios y adversario (del griego
‘Shatan’,) directo de Dios. En concreto cuando,
en los inicios de su vida pública, tiene ese encuentro cara a cara con él y
conocemos como las “tentaciones de Cristo”.
Aunque se cuentan en
los tres (3) Evangelios Sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), el primero (4,
1-11) da la versión más completa de esos cuarenta (40) días y sus noches en el
desierto, en los que Jesús es tentado por el diablo hasta en tres ocasiones.
La primera, a la
sombra del hambre del ayuno: “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se
conviertan en panes”. Una incitación a la vanidad que vence con la cita del Deuteronomio,
“Está escrito: No sólo de pan vive el hombre...”. (Continuará)
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sobre ellas.
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