(Continuación) Y otro de
los objetivos es estudiar el mega impacto espacial, responsable de la formación
de la cuenca del alunizaje, que fue tan poderoso como para atravesar la corteza del satélite y llegar hasta el
mismo manto lunar. De ahí que los
científicos estén interesados en estudiar cualquier roca del mismo manto que
estuviera expuesta a dicho impacto.
Naturalmente también esperan poder analizar porciones de la lámina de
roca fundida que habría llenado la cuenca, lo que les permitiría identificar
variaciones en su composición. Y claro, estudiar el regolito de la cara oculta de la Luna, es decir las rocas y el
polvo que forman la superficie del satélite.
Biosfera lunar
Pero la misión de la Chang’e 4, además de estos estudios
inorgánicos, incluye también otros experimentos de naturaleza orgánica. Y para
ello ha llevado hasta el satélite un contenedor estanco elaborado por
estudiantes, de tres kilogramos (3 kg) de masa, que permite el paso de
la luz y con material adecuado para
realizar unos interesantes estudios biológicos. Verán.
De un lado contiene huevos de gusano de seda, cuya
evolución será grabada en vídeo para ser controlada desde la Tierra, y de otro, semillas de patata y de la planta herbácea Arabidopsis thaliana, para observar su
germinación, crecimiento y respiración en las condiciones de baja gravedad de
la superficie lunar. Como saben la intensidad gravitatoria en el satélite es
una sexta (1/6) parte de la terrestre: gL
= 1/6 gT.
La idea es comprobar
si insectos y plantas pueden nacer y crecer de manera conjunta. Si es así, las
larvas producirían dióxido de carbono,
CO2 (g) durante la respiración, mientras que las plantas
germinadas liberarían oxígeno, O2 (g) mediante el proceso
de la fotosíntesis.
Con suerte, entre plantas
y gusanos, se establecerá una sinergia simple
dentro del contenedor, una especie de mini biosfera
lunar que, en tono poético, podríamos anunciar como la producción de la “primera
flor en la Luna” y, más prosaicamente, como la consecución de un test pionero
sobre la fotosíntesis y la respiración de organismos en gravedad lunar.
Antecedentes
Pionero en gravedad
lunar les decía, pues estos experimentos ya se realizaron con anterioridad en
el espacio. En concreto, a bordo de la estación espacial soviética Saliut 7, cuya tripulación consiguió en 1982, hacer crecer unas matas de la misma Arabidopsis. Fueron las primeras plantas
en florecer y producir semillas en el espacio, llegando a sobrevivir cuarenta
(40) días.
Es decir, que ya
sabíamos que las plantas pueden crecer bien en condiciones de micro gravedad,
pero no se había comprobado aún si es factible con una biosfera controlada en
la superficie de la Luna.
Además, en la Estación
Espacial Internacional, estos seres vivos estaban bajo la protección de los Cinturones de Van Allen, dos zonas de
la magnetosfera terrestre donde se
concentran grandes cantidades de partículas cargadas de alta energía, que
actúan a modo de escudo protector.
Una protección contra
la radiación cósmica, la de los
cinturones de Van Allen, que no llega hasta nuestro satélite, un inconveniente
sin duda, de ahí la importancia del experimento de la Chang’e 4 para comprobar si pueden crecer organismos vivos
sometidos a ella.
Pero hablando de inconvenientes, gracias a sus
especiales circunstancias, esta misión es también una oportunidad única tanto,
para el estudio de los efectos del viento
solar sobre la superficie de la Luna, como para el avance de la radioastronomía. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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