(Continuación) Deseo que, curiosamente,
está aún más remarcado en las tres (3) estrofas que hoy apenas se cantan, y en
las que ensalza el ideal de la unión de los pueblos.
Como es natural, el mensaje del poema
tocó el nervio sensible de la Europa de entonces, anhelante de paz. Sin duda, ¡Stille Nacht! ¡Heiligen Nacht!, es
mucho más que una canción de Navidad.
1816. El ‘Año sin verano’ y Frankenstein
Pero este año es también el del
origen del monstruo por antonomasia, el Frankenstein
de la Shelley, que se pergeña cuando,
debido a ese mal tiempo imperante en toda Europa, un grupo de cinco (5) personas
de lo más singular, se vió obligado a refugiarse una noche en una villa a
orillas del Lemán, el lago de Ginebra.
El nombre de la mansión es Villa Diodati, la noche, la del 15 de
junio de 1816, y el grupo, conocido como ‘la liga del incesto’, no les digo
más, estaba formado por el poeta Lord
Byron, que hacía de anfitrión junto a su médico personal John Polidori, que le acompañaba en
calidad de amigo y profesional de la salud.
Y al que se agregaron el escritor
Percy Shelley, su jovencísima
prometida de tan solo 18 años Mary
Godwin, se casaron ese mismo otoño, y una hermanastra de ésta, Claire Clairmont, que estaba embarazada
de Byron. Es una historia que ya está enrocada y de la que sólo les diré aquí, que
tuvo un legado literario de lo más fructifero. Juzguen ustedes.
De un lado El vampiro, la creación más famosa que surgió de entre esas paredes,
fruto del ingenio del joven y acomplejado doctor Polidori. Una pequeña novela
no muy destacable en lo literario, cuyo mayor mérito fue el de convertirse con
el paso del tiempo, en modelo para el Drácula
(1897) de Bram Stoker.
Y del otro, la novela que con el
tiempo terminó escribiendo, con su enorme talento creativo, Mary Shelley. La obra que le
proporcionó fama mundial como pionera del género de terror, Frankenstein o el moderno Prometeo, y en
la que por primera vez se adoptaba el punto de vista del monstruo para
denunciar la crueldad humana.
Volcán Tambora, 5 abril 1815
Como seguro sabe, ese mal tiempo meteorológico
que dio origen a las dos produciones literarias, poema y novela, tiene una
misma causa natural que la ciencia
atribuye a unas fuertes erupciones volcánicas que tuvieron lugar a miles de
kilómetros, en Indonesia, un año antes. Es el tercero y último nexo por ahora.
Una disminución de la actividad solar
que, unida al oscurecimiento del cielo originado por los millones de toneladas
de polvo, cenizas y dióxido de azufre
que arrojó a la atmósfera el volcán Tambora,
fueron las causas del desastre climático que se produjo, uno de los peores de
la historia moderna. Pueden ampliar esta cuestión, con la información enrocada.
Y cierro el paréntesis abierto el
pasado día de Nochebuena, con motivo
de la compartición de años (1816 y 1818), entre el villancico y la archifamosa
novela gótica con una pregunta: ¿Cómo pasa '¡Stille Nacht!', de poema totalmente desconocido a
villancico mundialmente reconocido? (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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