miércoles, 26 de diciembre de 2018

‘¡Stille Nacht!’, ‘Frankenstein’ y volcán Tambora (y 2)

(Continuación) Deseo que, curiosamente, está aún más remarcado en las tres (3) estrofas que hoy apenas se cantan, y en las que ensalza el ideal de la unión de los pueblos.
Como es natural, el mensaje del poema tocó el nervio sensible de la Europa de entonces, anhelante de paz. Sin duda, ¡Stille Nacht! ¡Heiligen Nacht!, es mucho más que una canción de Navidad.
1816. El ‘Año sin verano’ y Frankenstein
Pero este año es también el del origen del monstruo por antonomasia, el Frankenstein de la Shelley, que se pergeña cuando, debido a ese mal tiempo imperante en toda Europa, un grupo de cinco (5) personas de lo más singular, se vió obligado a refugiarse una noche en una villa a orillas del Lemán, el lago de Ginebra.
El nombre de la mansión es Villa Diodati, la noche, la del 15 de junio de 1816, y el grupo, conocido como ‘la liga del incesto’, no les digo más, estaba formado por el poeta Lord Byron, que hacía de anfitrión junto a su médico personal John Polidori, que le acompañaba en calidad de amigo y profesional de la salud.
Y al que se agregaron el escritor Percy Shelley, su jovencísima prometida de tan solo 18 años Mary Godwin, se casaron ese mismo otoño, y una hermanastra de ésta, Claire Clairmont, que estaba embarazada de Byron. Es una historia que ya está enrocada y de la que sólo les diré aquí, que tuvo un legado literario de lo más fructifero. Juzguen ustedes.
De un lado El vampiro, la creación más famosa que surgió de entre esas paredes, fruto del ingenio del joven y acomplejado doctor Polidori. Una pequeña novela no muy destacable en lo literario, cuyo mayor mérito fue el de convertirse con el paso del tiempo, en modelo para el Drácula (1897) de Bram Stoker.
Y del otro, la novela que con el tiempo terminó escribiendo, con su enorme talento creativo, Mary Shelley. La obra que le proporcionó fama mundial como pionera del género de terror, Frankenstein o el moderno Prometeo, y en la que por primera vez se adoptaba el punto de vista del monstruo para denunciar la crueldad humana.
Volcán Tambora, 5 abril 1815
Como seguro sabe, ese mal tiempo meteorológico que dio origen a las dos produciones literarias, poema y novela, tiene una misma causa natural que la ciencia atribuye a unas fuertes erupciones volcánicas que tuvieron lugar a miles de kilómetros, en Indonesia, un año antes. Es el tercero y último nexo por ahora.
Una disminución de la actividad solar que, unida al oscurecimiento del cielo originado por los millones de toneladas de polvo, cenizas y dióxido de azufre que arrojó a la atmósfera el volcán Tambora, fueron las causas del desastre climático que se produjo, uno de los peores de la historia moderna. Pueden ampliar esta cuestión, con la información enrocada.
Y cierro el paréntesis abierto el pasado día de Nochebuena, con motivo de la compartición de años (1816 y 1818), entre el villancico y la archifamosa novela gótica con una pregunta: ¿Cómo pasa '¡Stille Nacht!', de poema totalmente desconocido a villancico mundialmente reconocido? (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.



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