Una vez que el verano no es
más que un vago recuerdo desvanecido en la memoria, y las largas jornadas
laborales con su rutina se han abierto camino en nuestro quehacer diario, a
algunos de nosotros, a veces, nos inunda el dulce sentimiento de la melancolia estacional.
Un estado anímico puntual, vago
y sosegado, con cierta carga de tristeza y desinterés, que nos sobreviene en
este caso por el cambio de estación, estando asociado sobre todo, a una baja
estimulación lumínica motivada por la reducción de horas de sol.
Y aunque a cada uno nos afecta
de forma diferente esta particular melancolía
estacional, para la mayoría no será más
que una adaptación al cambio de estación, que al principio nos producirá
cansancio y desgana, pero que en poco tiempo la pereza pasará y disfrutaremos
de los placeres otoñales que evidentemente existen.
Pero si estos síntomas
persisten y no tienen nada de puntual entonces, precaución, hay que tomar
cartas en el asunto pues puede ser grave. De hecho, hasta tiene nombre clínico,
ya saben como son los médicos para las enfermedades, y le han puesto Trastorno Afectivo
Estacional (TAE).
Definición, características y
síntomas
Y es que una cosa es la
tristeza y otra la depresión, otoñales. En la especialidad de psiquiatría se define dicha depresión estacional como ‘un patrón
recurrente de cambios anímicos y conductuales que suceden en determinadas
épocas del año remitiendo en otras’.
Determinadas porque, si bien
lo más habitual es que se presenten en otoño y desaparezcan en primavera,
también tenemos la variante veraniega. Ya iremos con ella en su momento. De ésta,
de la otoñal, y su conexión con este sentimiento sombrío y desolador, nos avisa
Manuel Machado, ya saben el hermano
de Antonio, en su poema Melancolía:
“Me siento, a veces, triste / como una tarde del otoño viejo;
de saudades sin nombre, / de penas melancólicas tan lleno...
Perdonen el inciso poético y
vayamos a lo mollar, ¿qué sabemos de este TAE?
En términos cuantitativos los estudios
realizados nos indican que: afecta entre el 1% y el 10% de la población; es más
frecuente en mujeres; la edad media de aparición está entre los 20 y los 35
años; y es más común en zonas con poca
luz solar, si bien últimos estudios apuntan a otros factores como la dieta y la genética. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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