O Premio Avance, es un conjunto de premios internacionales que anualmente
otorga desde 2012 y en tres categorías -Matemáticas,
Física Fundamental y Ciencias de la Vida-, el Breakthrough Prize Board en
reconocimiento a los mejores avances científicos del año.
Un premio no menor pues ya de
entrada es el mejor dotado del mundo científico, tres millones de dólares (3 000
000 $) le avalan, y entre algunos de los galardonados se encuentra nada menos
que el científico y divulgador británico Stephen
Hawking (1942-2018), o sea que bien.
Además del reconocimiento
económico, a los ganadores se les entrega una escultura cuyo leiv motiv inspirador se mueve entre el arte y la ciencia. Moldeada
en forma de toroide, su imagen nos recuerda
distintas estructuras naturales, fácilmente reconocibles, como agujeros negros, galaxias, conchas marinas
y hélices de ADN. Por cierto, la
obra es del artista Olafur Eliasson.
Pero claro, si ha llegado
hasta aquí, usted se estará preguntando que a qué viene esto, qué de lo escrito,
justifica su ‘enroque’ en un día como hoy. Y la verdad es que, expuesto así, no
anda falta de razón, por lo que me apresuro a remediarlo.
Jocelyn Bell Burnell (1943)
Resulta que el pasado 6 de septiembre de 2018 el galardón de más arriba,
en la categoría de Física Fundamental
modalidad Especial, recayó en la científica británica Jocelyn Bell Burnell (1943), no sólo por
haber sido la verdadera descubridora de los pulsares en 1967, sino por sus otros logros científicos y su
liderazgo personal en el mundillo científico, a lo largo de las últimas cinco décadas.
En la actualidad
Jocelyn Bell, a sus 75 años, es una de las científicas más influyentes del Reino Unido, que ha recibido
numerosos galardones y reconocimientos, pero a la que ningunearon,
invisibilizaron y escamotearon el Premio
Nobel en Física de 1974. Ya conocen la expresión que se usa para estos casos
del ‘techo de cristal’.
Y de alguna manera, este Premio Avance viene a hacer justicia y a
rescatarla, en cierta forma, del olvido nobelero. Aunque eso sí, nunca podrá
tener el reconocimiento de haber recibido el mayor de los galardones, cuando tiene
todo el derecho. No hace mucho les escribía al respecto.
Sin embargo, ella manifiesta que hace ya tiempo que hizo las paces con
el mundo científico por dicho olvido, y prefiere librar otro tipo de batalla
que ve más interesante y le gusta más: recaudar fondos para ayudar a mujeres
que quieran ser científicas. Es su inteligente manera de reparar el lapsus de
aquel Nobel, y que haya más mujeres
en el mundo de la ciencia.
Premio y científica
De ahí que tras la concesión
del premio, la irlandesa afirmara que el dinero lo donará al Instituto de Física del Reino Unido, a
fin de establecer un fondo especial de becas para contrarrestar el 'sesgo
inconsciente' que en la comunidad de la física, dificulta a mujeres, minorías
étnicas y estudiantes refugiadas, convertirse en investigadoras. (Continuará)
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