miércoles, 7 de noviembre de 2018

‘La esquina de los besos’ (2)

(Continuación) En el grafiti, además de la pareja protagonista besante y algunos de sus personajes secundarios, Idígoras, reproduce al fondo a la derecha nada menos que La Farola, el único faro español que junto a otro tinerfeño lleva nombre femenino ¿Un guiño, preventivo quizás, a la militancia feminista por parte del artista?
Podría ser, por qué no, pero la verdad es que no se lo puedo asegurar a ciencia cierta. En cualquier caso y por lo que tengo averiguado, no parece que el grafiteado de la fotografía -una de las más populares de la historia con su metafórico mensaje de vida tras la Segunda Guerra Mundial-, no parece digo, haya sido la causa de su borrado. No, ni mucho menos.
Tengo para mí que la causa de la desaparición debe estar en el texto que, en la parte superior derecha y sobre La Farola, le acompaña. Se trata del primer verso del poema ‘Quien hace vive’, del poeta sevillano Vicente Aleixandre (1898-1984), que fue Premio Nobel de Literatura en 1977 y que tiene también a esa muestra de cariño que es el beso como referente.
La memoria del hombre está en sus besos
En él, el poeta de la generación del 27 nos dice “La memoria del hombre está en sus besos”, y creo sin temor a equivocarme que todos entendemos, o creemos entender, lo que el genial poeta trata de decir sobre el ser humano, cuando utiliza ese masculino genérico que es el sustantivo ‘hombre’.
Y por ahí resulta que van los tiros sobre el borrado del grafiti, pues poco tiempo transcurrió antes de que alguien, utilizando pintura morada (atento a la elección cromática de la pintura), escribiera junto al verso de Aleixandre, la frase ‘Y la memoria de las mujeres,¿dónde está?’.
Una frase que iba acompañada además del símbolo de Venus que como sabe, no solo es el del sexo femenino, también es, entre otros, el astronómico y astrológico del planeta homónimo y el alquímico del metal cobre, Cu ¿Ven por dónde voy?
Escribo más arriba el pronombre indefinido ‘alguien’ porque, así como el verso lleva el nombre de su autor, el añadido morado y reivindicativo se presenta de forma explícitamente anónima y sin embargo, mire usted por donde, con pretensiones.
¿Es posible entonces que el anónimo autor, eso es seguro, además de supuestamente femenino sea también pretendidamente feminista? (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.


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