lunes, 8 de octubre de 2018

Mujer, nobel y física. ‘Rara avis’ (1)


(Continuación) La otra mitad del premio, cuantitativa que no cualitativa, la comparten Mourou y Strickland por “desarrollar un método para generar pulsos ópticos ultracortos y de alta intensidad denominado Chirped Pulse Amplification (CPA)”.
La tercera y última de las peculiaridades, y razón de este negro sobre blanco, resulta ser el hecho de que de la terna ganadora, uno de sus componentes sea una mujer. Toda una “proeza” porque su presencia, créanme, no tiene nada, pero nada nada, de común en el campo de la ciencia en general y mucho menos en el de la física en particular. Una mujer destacando entre hombres. Lo casi nunca visto desde que el hombre es hombre.
Estamos ante una coexistencia que podríamos catalogar de rara avis, ya saben, un latinajo equivalente a todo aquello, persona o cosa, conceptuado como una singular excepción a una regla cualquiera. Como es el caso que nos trae. Porque este año la canadiense Donna Strickland ha entrado a formar parte de la división más selecta, del más selecto de los club de científicos que en el mundo han sido: el de las físicas nobelesas.

Y no crea que les exagero ni un ápice, pues ella es la tercera (3 º) mujer en ser galardonada con un Nobel de Física en los ciento diecisiete (117) años de existencia, y tras haberlo recibido doscientos un (201) científicos antes que ella. Es decir que sólo un uno coma cinco por ciento (1,5 %) de los Nobel de Física han sido mujeres.
Una ausencia femenina que aparte de ser especialmente significativa, resulta terrible por dolorosa. Las mujeres conforman el cincuenta por ciento (50 %) de la humanidad.
Tres de cada doscientos uno
O lo que es lo mismo un 1,5 %. La reducida y femenina lista está encabezada cronológicamente por lafrancesa de origen polaco Marie Curie (1867-1934).
Premio Nobel de 1903 en Física, compartido con su marido Pierre Curie por ‘sus investigaciones conjuntas sobre los fenómenos de la radiación descubiertos por el profesor Henri Becquerel’, y con éste último, Henri Becquerel, que lo recibió por ‘su descubrimiento de la radiactividad natural o espontánea’.

Una compartición del premio por cierto algo sui generis, más cualitativa que cuantitativa, pues se llevó el cincuenta por ciento (50 %) de su importe económico, quedando para el matrimonio el otro cincuenta ¿Es porque era una mujer como en el caso de la Stricklnad? (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.



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