Es otra de las falacias que pululan por el
mundo taurino y sus alrededores, y uno de los argumentos que con distintas
naturalezas, se utilizan para justificar una negra pero cierta leyenda perteneciente
a la mística de la tauromaquia y asociada a la peligrosidad de este encaste.
Y así como la leyenda urbana acerca de la existencia de cocodrilos albinos que
habitan y se reproducen en las alcantarillas de Nueva York es del todo falaz, y
por ende lo son sus argumentos, la leyenda taurina del peligro de los astados Miura
resulta ser del todo cierta, si bien no lo son en la misma medida los argumentos más o menos
conocidos y esgrimidos ¿A qué se puede deber ésta en apariencia paradoja entre
realidad y argumentario?
A fin de poner algo de luz al asunto y por lo
que tengo averiguado dichos argumentos, falsos de toda falsedad, aunque no
exentos de una parte de verdad, se podrían agrupar en tres grandes categorías de
distinta naturaleza cada una y convertidas a su vez en leyendas.
A saber: de naturaleza histórica, los miuras han matado a más toreros que ninguna
otra ganadería; de naturaleza biológica,
los miuras tienen una vértebra de más en el cuello; y de naturaleza psicológica, los miuras tienen un carácter e
inteligencia de las que otros astados carecen.
De naturaleza histórica: “Han matado más toreros que ninguna otra”
Según esta leyenda, instalada en el acervo
popular y una de las caras oscuras de la “singularidad miura”, el peligro del
encaste está probado por el mayor número de muertes que ha producido a lo largo del tiempo, en las plazas de toros.
Sin dejar de lado a los que quedaron gravemente heridos o lisiados y no solo
entre los matadores de toros, también entre novilleros, peones, etcétera.
Una lista que, sigo con la leyenda, es más
extensa que la de cualquier otro encaste y en la que no faltan toreros de
renombre. Desde “Pepete”, corneado en el corazón y muerto por “Jocinero” en Las Ventas de Madrid el 20
de abril de 1862. Hasta “Manolete”, que
murió por una cornada en el triángulo femoral o de Scarpa, producida por “Islero”
el 28 de agosto de 1947 en Linares (Madrid). Pasando por “El Espartero”, que murió por una cornada en el vientre que recibió
al entrar a matar a “Perdigón” el 27
de mayo de 1894 en Madrid.
Pues bien resulta que dicho así, se trata sólo de una parte de la verdad, en
realidad es más bien la mentira de la verdad. Si se estudian las estadísticas
en términos relativos, no es cierto que los miuras hayan provocado más cogidas
mortales que cualquier otra ganadería, aunque no es menos cierto que sí que lo
han hecho entre los toreros más renombrados. Esa es la verdad de la mentira, que
no han matado a más toreros, pero sí a más de los famosos o renombrados.
Por no cansarles con números, que ya saben que también mienten, me remito a
las palabras de uno de los grandes, el matador de toros Pepe Luis Vázquez: “Hay otras
ganaderías sin esa fama, cuyos toros han matado más toreros. La mala suerte
para Miura es que sus toros han matado a figuras, y por eso suena más”.
Dicho y escrito queda aunque en puridad habría que matizar algo. Lo dicho por
el maestro sevillano del barrio de San Bernardo era cierto antes, cuando todo
torero que se preciaba de serlo, y a pesar de estar ya en figura, cumplía de
forma escrupulosa con un código deontológico no escrito. (Continuará)
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